El expresidente brasileño Jair Bolsonaro calificó de “livianas” las acusaciones de golpismo formuladas por la Policía y lanzó críticas hacia la Justicia, sugiriendo que favoreció a Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones de 2022. Al regresar a Brasilia tras su estancia en el noreste del país, Bolsonaro afirmó que un golpe requiere la implicación de todas las Fuerzas Armadas, negando haber discutido sobre uno.
Bolsonaro y 36 personas más, incluidos militares y antiguos ministros, enfrentan cargos por “abolición violenta del Estado Democrático de Derecho, golpe de Estado y asociación ilícita”, delitos que pueden conllevar penas de hasta 30 años. Criticó el proceso judicial, calificándolo de “viciado” y cuestionó el secreto de sumario llevado por el juez Alexandre de Moraes. Bolsonaro también rechazó que sus seguidores intentaran incitar una intervención militar en enero de 2023.
Asimismo, puso en duda la imparcialidad del Tribunal Superior Electoral en las elecciones, presidido entonces por De Moraes, acusándolo de favorecer a Lula. Fue inhabilitado hasta 2030 por desacreditar las instituciones democráticas.
Brasilia (EFE).- El expresidente brasileño Jair Bolsonaro calificó de “livianas” las acusaciones de golpismo formuladas en su contra por la Policía y sembró sospechas sobre la Justicia, de la que volvió a decir que favoreció al actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva, en las elecciones de 2022.
“Un golpe de Estado es una cosa seria” y en él “tienen que estar implicadas todas las Fuerzas Armadas; nadie va a dar un golpe con un general de la reserva y media docena de oficiales”, dijo Bolsonaro al desembarcar en Brasilia, tras pasar unos días en el noreste del país.
El exjefe de Estado (2019-2022) regresó a la capital brasileña después de que la semana pasada la Policía Federal le denunciara por su presunta participación en una trama golpista para derrocar a Lula, tras las elecciones de hace dos años, en las que perdió la reelección.
“Por mi parte, nunca hubo discusión sobre un golpe (…) Ahora bien, todas las medidas posibles dentro de la Constitución las estudié”, afirmó sin dar más detalles.
“La palabra golpe nunca estuvo en mi diccionario”, añadió para después declararse un “perseguido” de la Justicia.
Además de Bolsonaro, la Policía presentó cargos contra otras 36 personas, entre ellas varios militares de alto rango y antiguos ministros de su Gobierno, por “abolición violenta del Estado Democrático de Derecho, golpe de Estado y asociación ilícita”.Las penas combinadas por esos delitos rondan los 30 años de prisión.
“Las acusaciones, realmente, son terribles. No se justifica denunciar de forma liviana como se está haciendo. Todo el proceso está conducido y se modifica todo el tiempo”, criticó el líder de la extrema derecha brasileña.
Desde su punto vista, el caso está “viciado” y tramita bajo secreto de sumario para que pueda modificarse al supuesto antojo del instructor de la causa, el juez del Supremo Alexandre de Moraes.
“La misma persona hace todo”, se quejó.
El capitán retirado del Ejército también rechazó la tesis de que los miles de sus seguidores que invadieron las sedes de los tres poderes de la Nación, el 8 de enero de 2023, buscaban incitar una intervención militar para derribar a Lula y devolverle al poder.
“Nadie da un golpe de Estado un domingo con personas que estaban con la Biblia debajo del brazo”, señaló.
En este contexto, volvió a sembrar sospechas sobre la actuación del Tribunal Superior Electoral (TSE) en las elecciones de 2022.Por aquel entonces, esa corte, que se encarga de organizar los comicios en Brasil, estaba presidida por De Moraes y para Bolsonaro actuó “de forma bastante parcial” a favor de Lula.
“El TSE tomó partido y su actuación parcial influyó en el resultado final de las elecciones”, defendió.
Bolsonaro ya fue inhabilitado el año pasado hasta 2030 por deslegitimar las instituciones democráticas y sembrar sospechas infundadas sobre el proceso electoral.