Bolsonaro acudió a votar en un colegio electoral en la Villa Militar de Río de Janeiro, vestido con una camiseta deportiva amarilla con el cuello verde y la bandera nacional estampada en el pecho, y aparentemente, llevando un chaleco antibalas debajo.
“Estamos tranquilos (…) en primera vuelta, se deciden hoy las elecciones”, dijo Bolsonaro en breves declaraciones a los periodistas al salir del colegio electoral.
“Si son elecciones limpias, no hay problema, que gane el mejor”, afirmó. Destacó las ayudas de emergencia y la agenda económica de su Gobierno y dijo estar “fácil” en la segunda vuelta, si “las elecciones son limpias”. Cuando se le preguntó si respetará el resultado, cualquiera que sea, Bolsonaro esquivó.
La agenda oficial del mandatario no ha sido divulgada, pero la expectativa es que, tras la votación, se dirija directamente al aeropuerto Campo dos Afonsos, también en la zona militar; y vuele a Brasilia, desde donde seguirá el recuento de los votos.
Las últimas encuestas de intención de voto, divulgadas el sábado, sitúan a Bolsonaro a catorce puntos de distancia del candidato favorito, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien podría ganar en primera vuelta.
En caso de que ninguno de los candidatos alcance más de la mitad de los votos válidos, los dos más votados tendrán que enfrentarse en una segunda vuelta prevista para el 30 de octubre.
En esta jornada, que se inició a las 08:00 hora local (11:00 GMT) y cerrará a las 17:00 (20:00 GMT), están convocados unos 156,4 millones de votantes para elegir al presidente, a los 27 gobernadores, a los 513 diputados, a un tercio del Senado y renovar a los representantes en las asambleas legislativas regionales.
Las elecciones de este año, las más polarizadas desde que Brasil recuperó la democracia en 1985, se han caracterizado por un clima de crispación entre Lula y Bolsonaro, una disputa que se extendió a sus seguidores, con algunos casos de ataques y muertes motivadas por discusiones políticas.