Dos golpes con los puños arriba, a la derecha. Dos golpes con los puños abajo, a la izquierda. Un pulgar arriba, rebote. El otro pulgar arriba, rebote. Dos ondas cruzando ambas manos frente al rostro. Dos palmadas sobre la cabeza. ¡Y a bailar! Desde hace exactamente dos décadas, el tema Provócame de Chayanne es el hit elegido para animar todo tipo de fiestas. Y no hay nadie que pueda resistirse a la coreografía que se volvió furor en el mundo entero.
El tema en cuestión era el primero de la lista del álbum homónimo que cantante puertorriqueño editó el 21 de julio de 1992. Para entonces, Elmer Figueroa Arce -tal su verdadero nombre- ya llevaba varios años de carrera. Nacido el 28 de junio de 1968 en la localidad de Río Piedras, en 1978 había sido elegido tras una audición para conformar el grupo juvenil Los Chicos, con el que empezó su camino en la música. Y en 1983, tras la disolución de la banda, se inició como solista y editó varios discos que en más de una oportunidad lo posicionaron en los primeros puestos de los rankings latinos. Sin embargo, recién en los años ‘90 se convirtió en la mega estrella que sigue vigente hasta el día de hoy.
Tras haberse alejado del mercado comercial durante un par de años luego del éxito de su quinto álbum de estudio, Tiempo de vals, con el que dejó de ser considerado un artista juvenil, Chayanne reapareció con este nuevo disco en el que se mostraba mucho más maduro. Su imagen había cambiado notablemente: había dejado su look aniñado y ahora se presentaba con una barba de tres días, el cabello rizado, patillas y un renovado estilo de vestimenta que incluía botas, pantalones y chaqueta de cuero. Así, con 24 años de edad, el joven a quien su madre había apodado en honor a la telenovela norteamericana Cheyenne de la que era fanática en los ‘50, se convertía en el nuevo sex symbol latino con proyección internacional.
“Yo no estaba seguro del éxito del disco. No sabíamos si les iba a gustar el nuevo look, la barba… Es muy difícil romper el hielo después de un descanso”, le había dicho el boricua a la mexicana Verónica Castro en una entrevista de entonces. No obstante, la grabación realizada en Los Ángeles, Estados Unidos, le valió varios discos de platino. El centro de mi corazón, Isla desnuda, Mi primer amor, Socca Dance, El arte de amar, Todo el mundo necesita un beso, Éxxtasis fueron algunos del los hits incluidos en ese trabajo. Pero fue Provócame el que quedó grabado en el imaginario colectivo, casi como si fuera un sinónimo del propio Chayanne.
Lo curioso, sin embargo, es que ese tema que puso a bailar al mundo entero no era más que un cover. La canción, cuyo nombre original en inglés era Nobody else, fue compuesta por John Van Katwik y Marcel Schimscheimer y ya había sido grabada dos años antes por el artista holandés René Froger. El saxo característico que se escucha en la introducción, de hecho, pertenece a la artista holandesa Candy Dulfer, que también participó de la versión inicial. Pero el carisma y la sensualidad de Chayanne fueron lo que hicieron que la versión en español se convirtiera en un verdadero suceso.
De hecho, casi una década más tarde, el boricua desembarcó en la Argentina para grabar una telenovela junto a Araceli González y la recordada Romina Yan. Y la ficción, que se emitió por la pantalla de Telefe entre el mes de julio del 2001 y el mes de enero de 2002 y en la que el cantante interpretaba a un cuidador de caballos cuyo amor era disputado por dos mujeres, se llamó igual que el famoso tema que tantas satisfacciones le había dado: Provócame. Es más: aunque la apertura era uno de sus lanzamientos de entonces, Hasta que el alma resista, incluido en el álbum Simplemente, en el cierre de cada capítulo podía escucharse la inconfundible letra que empieza diciendo: “Coqueteando junto a él, te encontré en aquel café, pero tus ojos se clavaron en mí, te miré y te hice sonreír…”
Como si esto fuera poco, tiempo después el tema fue utilizado para una campaña publicitaria de una conocida marca de cerveza, que logró que cientos de personas se juntaran a bailar en las calles de las capitales de distintos países de Latinoamérica. Y hubo un recordado comercial de la misma línea, en el que un grupo de jóvenes se hacían los espantados al escuchar sonar esta canción en la radio, pero luego aparecían moviéndose alocadamente con él en una fiesta. Algo que, en definitiva, representa exactamente lo que este hit sigue provocando cada vez que empieza a sonar. Y lo que hace que Chayanne lo sigua cantando en cada uno de sus recitales, generando uno de los momentos más esperados de sus shows.