La violencia en Guerrero volvió a mostrar sus alcances con el asesinato de seis personas en el municipio de Quechultenango, en un tramo carretero de terracería.
De acuerdo con versiones preliminares, personal de la Fiscalía General del Estado se traslado al tramo Tolixtlahuaca-Tejerías para atender un reporte de multihomicidio, donde hallaron seis cuerpos.
Además de impactos de bala en el cuerpo, cuatro de ellos presentaban el tiro de gracia y dos estaban decapitados.
Informes policiales señalaron que a veinte metros de los cuerpos, todos del sexo masculino, fue localizada una camioneta blanca a la que le habían prendido fuego, así como casquillos percutidos calibre 7.62 x 39mm (AK-47) y .223 mm (R-15) en la escena del crimen.
La Fiscalía de Guerrero inició una carpeta de investigación por el delito de homicidio calificado múltiple en contra de quien resulte responsable.
Al lugar se trasladaron efectivos de la Policía Investigadora Ministerial y personal de los Servicios Periciales para realizar las investigaciones correspondientes. Los restos humanos fueron trasladados al Servicio Médico Forense (SEMEFO).
En febrero pasado pobladores del municipio retuvieron por varias horas a un convoy del Ejército mexicano que llegó para llevar a cabo un operativo fallido.
Entonces los habitantes argumentaron violaciones a sus derechos humanos y exigieron su salida, a pesar de la presencia de bandas del crimen organizado.
Quechultenango es identificado como uno de los bastiones del grupo criminal “Los Ardillos”, que recientemente ha asolado la zona centro para mantener el control contra otros grupos que pretenden entrar.
Por más de 20 años, “Los Ardillos” se han dedicado al narcotráfico en las montañas de Guerrero. Pero al reducirse el tráfico de heroína, desde 2020 el grupo quedó con una necesidad apremiante de ingresos, y quienes han pagado los platos rotos son las comunidades indígenas.
Ya en 2015, hubo reportes de que “Los Ardillos” estaban redoblando su participación en economías criminales alternas, aunque la extorsión y el secuestro siempre han hecho parte de su “modus operandi”.
Al contrario de muchos otros grupos armados, las ambiciones de “Los Ardillos” nunca parecieron ir más allá de se territorio en Guerrero, y desde hace más de diez años libran una batalla territorial con un subgrupo de los Beltrán Leyva, identificado como “Los Rojos”.
México registró 33.315 homicidios en 2021 después de los dos años más violentos de su historia, bajo el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, con 34.690 víctimas de asesinato en 2019 y 34.554 en 2020.