Albert Solà, un hombre que afirmaba ser hijo del rey emérito de España Juan Carlos I, murió por un supuesto infarto el pasado sábado 8 de octubre, horas antes de participar en un programa de la televisión española en el que iba a contar su historia y su lucha por el reconocimiento de su identidad.
Solà, de 66 años y quien por su gran parecido con el rey emértio era apodado “El monarca”, falleció en un bar de La Bisbal del Ampurdán, la ciudad de Cataluña donde vivía. El hombre, que era camarero de oficio, había acudido al lugar al término de su jornada laboral, cuando cayó desplomado tras sufrir un infarto. Murió en el acto.
Había llegado hasta el bar acompañado por un amigo sobre las 22.00 h. “Pidió una copa de vino, la cogió y cuando iba para la mesa donde estaba su compañero, se desplomó”, explicó una trabajadora del bar al diario El País.
La muerte de Solá causó gran revuelo e incluso alimentó sospechas en España, después que trascendiera que la cámara del bar no grabó el instante en el que el hombre falleció. Supuestamente, había sido movida por una camarera unos minutos antes.
La muerte ocurrió horas antes de que Solá presentara su caso en pleno prime time en el programa de Telecinco “¿Quién es mi padre?”. El canal iba a transmitir una entrevista exlusiva de Solà el sábado 8 de octubre, día de estreno del programa, y se preveía que él mismo estuviera presente en el piso. La entrevista fue finalmente transmitida una semana después, ayer.
Según dijeron personas cercanas a Solà al medio El Economista, desde hacía un par de semanas Solá se sentía perseguido y espiado: “Aquella noche Albert no tenía previsto acudir a ese bar. Algo le hizo cambiar de opinión solo unos minutos antes”, dijeron. Eduard, su jefe, dijo al mismo medio: “Estaba perfecto, muy bien de salud, muy animado. Tenía miedo por el programa, estaba nervioso y llevaba días sin dormir”.
Las autoridades abrieron una investigación, algo habitual en los casos donde las circunstancias de la muerte son inusuales. Según el informe premilinar de la autopsia, Solá murió “debido a un infarto agudo de miocardio”, reveló el mismo programa en el que debía participar Solá.
Tras la autopsia, el caso fue archivado. No obstante, la familia no descarta solicitar una segunda autopsia, de acuerdo a Telecinco. Se desconoce por el momento si el hombre tenía algún tipo de enfermedad coronaria o problema congénito.
Años intentanto demostrar la paternidad
Albert Solá nació en Barcelona en 1956 y fue criado en una familia adoptiva. Hasta su muerte sostuvo que era hijo primogénito del rey Juan Carlos I y hermano por parte de padre del actual rey, Felipe VI. Según Solá, Juan Carlos mantuvo una relación con su madre biológica, una joven de la alta burguesía catalana llamada Anna María Bach Ramon, muchos años antes de convertirse en monarca. El reinado de Juan Carlos I, de 84 años, estuvo marcado por infidelidades y escándalos que llevaron a su abdicación en 2014.
Solá nació en la época en que Juan Carlos I tenía 18 años y estaba haciendo la instrucción militar. Con dos semanas de vida fue registrado en la Casa Provincial de Barcelona como hijo de padres desconocidos, pero a los tres meses fue trasladado a una barriada de Ibiza a los cuidados de una nodriza.
Según contó en su autobiografía, las personas que lo cuidaban de niño recibían grandes cantidades de dinero para su mantenimiento y visitas constantes de autoridades que se preocupaban por su bienestar. A los 3 años fue trasladado a Barcelona donde recibía las visitas de una mujer de pelo rubio que, según aseguró, era Doña Infanta María de las Mercedes, madre de Juan Carlos. Las visitas se terminaron cuando a los 8 años fue adoptado por su familia definitiva, un matrimonio de campesinos que vivía en la finca de unos marqueses.
Solá contó que acabó sabiendo a través de comentarios y personas que se le acercaban que era hijo del rey emérito.
Pasó años intentando demostrar su relación filial y presentó una demanda para ser reconocido como hijo primogénito del rey emérito. La demanda fue acompañada por una controvertida prueba de ADN con una supuesta fiabilidad del 99,9%. Los magistrados rechazaron la causa por encontrar algunas inconsistencias y falta de datos, y también por atenerse a la supuesta inviolabilidad del rey emérito.
En 2019, Solà publicó una autobiografía titulada El monarca de La Bisbal, y recurrió la sentencia del Supremo, pero el Tribunal Constitucional tampoco admitió el recurso de amparo.