Kimberly Cheatle, directora del Servicio Secreto de EE.UU., ha sido convocada para testificar el 22 de julio sobre el atentado contra el expresidente Donald Trump en un mitin en Butler, Pensilvania. La convocatoria fue realizada por James Comer, director de Supervisión y Rendición de Cuentas en el Congreso, quien elogió la valentía de los agentes del Servicio Secreto que protegieron a Trump y neutralizaron al agresor, evitando mayores daños entre el público presente. A pesar de esto, se cuestiona la eficacia del Servicio Secreto por no detectar a un francotirador armado a 150 metros del podio. Especialistas sostienen que a esa distancia es relativamente fácil alcanzar un blanco y critican que, conociéndose el mitin desde hace semanas, no se haya peinado adecuadamente la zona para evitar el atentado.
Nueva York (EFE).- A la directora del Servicio Secreto de EE.UU., Kimberly Cheatle, se le convocó el próximo 22 de julio para prestar testimonio sobre el atentado sufrido por el expresidente Donald Trump durante un mitin político en Butler (Pensilvania).
Por EFE
La convocatoria se le formuló a Cheatle en una carta firmada por James Comer, director de Supervisión y Rendición de Cuentas en el Congreso, quien posteó la carta en su cuenta de X.
Comer no deja de subrayar “la tremenda valentía” de los agentes del Servicio Secreto presentes en el acto, que protegieron a Trump, neutralizaron al agresor y evitaron mayores daños entre el numeroso público presente (solo hay dos muertos hasta el momento).
Sin embargo, surgen numerosas voces que ponen en duda la eficacia del Servicio Secreto al no impedir que un francotirador se situara armado, sin advertírsele por los numerosos agentes presentes, encima de un tejado que solo se encontraba a 163 yardas, o 150 metros, del podio donde hablaba el presidente.
A esa distancia, y con las armas disponibles en el mercado en Estados Unidos, es relativamente fácil alcanzar un blanco, como han puesto de relieve varios entrevistados esta tarde varios especialistas en las cadenas de televisión.
Y sabiendo que el mitin de Trump se conocía desde hace muchas semanas y no tenía nada de improvisado, resulta llamativo que los agentes del Servicio Secreto no tuvieran tiempo de peinar la zona con tiempo suficiente para descartar los riesgos de un atentado como el que ha tenido lugar.