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Familia de Fernando Villavicencio revela corrupción en investigación

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El asesinato del candidato presidencial de Ecuador, Fernando Villavicencio, cumplió un año entre reclamos de sus familiares por la falta de información sobre los autores intelectuales del crimen. Villavicencio fue asesinado el 9 de agosto cuando salía de un mitin en Quito, hecho que conmocionó al país y atrajo la ayuda del FBI. Cinco personas han sido condenadas como autores mediatos, pero la familia de Villavicencio sigue esperando respuestas sobre los autores intelectuales y la muerte de siete sicarios, seis de ellos asesinados en la cárcel.

Amanda Villavicencio, hija mayor del político, critica la falta de información y transparencia en la investigación y señala un alto nivel de corrupción. La familia ha investigado el caso por su cuenta, analizándolo minuciosamente, incluyendo las esferas narcopolíticas que Villavicencio denunció. Amanda califica al Estado de traidor y considera que el analizar el trabajo de su padre ha sido su forma de encontrar fortaleza en su ausencia.

Amanda, encargada del medio digital ‘La Fuente, periodismo de investigación’, destaca el legado de su padre como periodista y asambleísta enfrentado a las mafias ‘narcopolíticas’. Critica la atribución del crimen a delincuencia común y denuncia la falta de acción de la Fiscalía frente a las amenazas que su padre había denunciado.

Finalmente, Amanda expresa que la única forma de evitar la repetición de estos hechos es mediante la transparencia y apertura de las instituciones, subrayando su compromiso de continuar las investigaciones de su padre.

Susana Madera |

Por EFE

Quito (EFE).- El asesinato del candidato presidencial de Ecuador Fernando Villavicencio cumple este viernes un año en medio del reclamo de sus familiares por información de las investigaciones relativas a los autores intelectuales del crimen, por el que han condenado a cinco personas como autores mediatos (que planearon la ejecución del atentado) y cómplices.

Villavicencio murió el 9 de agosto cuando salía de un mitin electoral en una zona del norte de Quito, a once días de la celebración de la primera vuelta de las elecciones extraordinarias. A las afueras del recinto le esperaba un grupo de sicarios. Uno de ellos le disparó a corta distancia cuando accedía a su vehículo.

Las imágenes del momento dieron la vuelta al mundo, sumieron a Ecuador en una profunda conmoción e incluso agentes del FBI de Estados Unidos se sumaron a las investigaciones, pero un año después, la familia de Villavicencio sigue a la espera de respuestas.

“¿Cómo reparar este corazón y esta democracia?”, se pregunta Amanda Villavicencio, la hija mayor del periodista y político.

Amanda asevera que los condenados -que aún pueden apelar- hacían parte de la logística, pero no les han dado información sobre la indagación relacionada con los autores intelectuales, ni sobre la muerte de los siete sicarios colombianos que ejecutaron el atentado, uno después de ser detenido en la escena del crimen y los otros seis asesinados en la cárcel, junto a otro ecuatoriano.

“La justicia, en general, nos está debiendo, pero absolutamente en todas las aristas”, dice a EFE al recordar que en una de las audiencias telemáticas hasta recibieron intimidaciones de uno de los acusados a través de mensajes en esa sesión.

Para Amanda, hay “un nivel de mediocridad y corrupción enorme en todas las instituciones”, y por eso “la impunidad campea en todos los casos, no solamente en el de Fernando Villavicencio”.

“El dolor ha sido nuestra ventaja”, opina Amanda, de 34 años, al revelar que, con sus más cercanos, han estudiado el caso minuciosamente, han leído cada hoja de los expedientes del asesinato e incluso han visto las fotografías de la autopsia de su padre.

Asimismo, para indagar dónde podrían estar los autores intelectuales, han analizado “las esferas narcopolíticas que tocó” Villavicencio en sus denuncias sobre corrupción en varios ámbitos.

“¡Qué duro tener que ser nosotras quienes lo hagamos! Eso es injusto, es revictimizante, pero también valiente, porque si no lo hacemos nosotras, ¿quién lo va a hacer?”, se pregunta.

Dice sentirse “traicionada” por el Estado, pero reconoce que analizar todo también ha sido “bello”, pues conocer el accionar de su padre contra la corrupción fue “la única forma” de sostenerse “en este año de ausencia”.

A cargo del medio digital ‘La fuente, periodismo de investigación’, Amanda asegura que su padre, quien también fue asambleísta y periodista, les enseñó que “escribir es la victoria”.

La justicia está “totalmente colapsada” y “callada”, señala Amanda al afirmar que les han negado el número y las copias de los expedientes sobre la indagación de los autores intelectuales “porque han decidido colocarle doble reserva a la información”.

“Eso es impunidad sobre impunidad”, subraya al denunciar que hay una serie de “candidatuchos” con miras a las elecciones generales de 2025, que aparentemente “quieren subirse al carrito del dolor” por la muerte de Villavicencio, quien “fue un hombre de acción”, que se “enfrentó cara a cara a las mafias ‘narcopolíticas’”.

Amanda tilda de “ridículo” que en esferas políticas hayan intentado atribuir a la delincuencia común el “crimen político” contra su padre.

También recuerda que en abril de 2023, Villavicencio puso una denuncia contra cinco asambleístas en ese momento, por presuntamente planear un ataque en su contra y se cuestionó que la Fiscalía no haya indagado de oficio cuando su padre tenía un porcentaje de riesgo del 98 %.

La “única forma de lograr que esto no se repita es que se transparente la información, que se abran las instituciones, que se identifiquen a los malos elementos”, dice al aseverar que no han tenido tiempo para llorar por continuar con las investigaciones, bajo el cuidado de su madre y familia muy cercana.

“El Estado nos abandonó por completo, los amigos nos abandonaron por completo, los coidearios…nada”, comenta para indicar que la “luz hermosa” que es su padre “iluminó tanto todo” que mostró los verdaderos rostros de quienes los rodeaban.

Con sus más allegados continuará indagando en las denuncias que hizo su padre, y lo harán sin miedo, pues “lo peor” ya ocurrió con el asesinato, dice Amanda, una mujer tan alegre y fuerte como sensible y vulnerable.

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