Los animales han sido de gran ayuda a los seres humanos en tiempos de guerra: desde perros hasta caballos se han convertido en soldados involuntarios para realizar tareas de transporte y comunicación, ésta última donde las palomas jugaron un papel determinante, como fue el caso de G.I Joe.
Nacida a mitad de la Segunda Guerra Mundial en Argel, al norte de África, G.I Joe fue parte de un criadero que abastecía al Servicio de Palomas del Ejército de Estados Unidos, que funcionó de 1914 a 1957.
Etiquetada como Pigeon USA43SC6390, fue “bautizado” como G.I Joe por el cómic de David Breger creado para los militares durante la segunda Gran Guerra, cuyo título retomaba la referencia militar “Government Issue” (asunto del Gobierno).
Desde sus primeros meses de vida, el ave fue sometida a un programa intensivo de entrenamiento para convertirse en una paloma mensajera bidireccional en Fort Monmouth, en las instalaciones del Departamento del Ejército de Nueva Jersey.
Fue llevada al frente tunecino para el servicio el 1 de mayo de 1943, pero como aún era muy joven y debido a que la campaña terminó, no pudo ser utilizada en muchas misiones. Sin embargo, pocos meses después sería capaz de lograr la hazaña por la que sería recordada.
G.I Joe y muchas otras palomas fueron trasladadas a Italia el 6 de octubre de 1943 para participar en la campaña en donde los países aliados buscaban liberar al país de las garras del Ejército Nazi.
Los británicos tenían como objetivo recuperar de las manos de los alemanes el poblado italiano de Calvi Vecchia (hoy Calvi Risorta), pues era un punto estratégico para hacer otras operaciones ofensivas, por lo que habían ordenado bombardear el poblado el lunes 18 de octubre a las 11:00 horas.
La 169 Brigada de Infantería de la 56 División Británica logró entrar a Calvi Vecchia con poca resistencia y ocuparon el poblado antes de lo previsto el mismo día a las 10:45 horas, pues los alemanes ya se habían retirado dejando solo una pequeña retaguardia.
Según se cuenta en la semblanza realizada por el Dispensario Popular para Animales Enfermos (PDSA por sus siglas en inglés), que otorga la medalla Dickin, ante el fatídico hecho que estaba por suceder, y con intentos fallidos de alertar para cancelar el bombardeo a través de la radio, la paloma G.I Joe fue el último recurso de los militares para dar notificación.
Con el mensaje cargado en su pata, el ave voló 32 kilómetros en apenas 20 minutos, logrando llegar justo cuando los aviones se preparaban para despegar hacia el objetivo. De haber llegado cinco minutos más tarde, la historia hubiera terminado en tragedia.
Con su impresionante velocidad, G.I Joe logró salvar a más de mil personas, entre habitantes de la localidad y militares británicos.
Por este acto heroíco y su valentía, el 4 de noviembre de 1946 se le otorgó la Medalla Dickin, equivalente a la Cruz Victoria, convirtiéndose en el animal número 29 en obtenerla y el primero no británico laureado. La ceremonia se realizó en la Torre de Londres y la presea le fue entregada por el mayor general Charles Keightley.
“A esta ave se le atribuye haber realizado el vuelo más destacado de una paloma del ejército de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Haciendo el vuelo de 20 millas desde el cuartel general del 10º Ejército Británico, en la misma cantidad de minutos, trajo un mensaje que llegó justo a tiempo para salvar las vidas de al menos 100 soldados aliados de ser bombardeados por sus propios aviones”, se lee en su reconocimiento.
Al término de la Segunda Guerra Mundial G.I Joe se retiró a vivir al palomar de Winston Churchill del ejército estadounidense en el Fort Monmouth junto a otras 24 palomas que también participaron en el enfrentamiento.
Posteriormente fue trasladada al Jardín Zoológico de Detroit, en donde pasó el resto de sus días hasta su muerte el 3 de junio de 1961 a los 18 años de edad, triplicando la edad promedio para una paloma.
Finalmente fue embalsamado y llevado al Museo de Comunicaciones y Electrónica del Ejército de los Estados Unidos en Fort Monmouth.
Para el año 2019 recibió póstumamente la medalla de valentía de Animals in War and Peace.
De acuerdo con el libro A History of Army Communications and Electronics, el debate sobre el uso de las palomas revivió durante el conflicto de Vietnam, luego de que en 1968 la Fort Monmouth recibió una carta de un comandante del Cuerpo de Señales que sugería que se reactivara el servicio de las aves para comunicaciones de emergencia.
Para ello, el Mayor argumentó que el uso de las palomas disminuiría la carga sobre las aeronaves y los vehículos que se necesitan de manera crítica, cerraría la brecha de comunicaciones, aliviaría las cargas de tráfico en los circuitos de radio y teléfono, reduciría la exposición de las aeronaves y no habría intercepciones.
La petición de usarlas en la guerra de Vietnam fue rechazada, sin embargo, la relación entre estas aves y el ser humano continúa predominantemente con fines deportivos.