La Amazonía brasileña perdió el 5,4% de su superficie de agua en 2023 respecto al año anterior debido a la fuerte sequía, según un estudio de la plataforma científica Mapbiomas.
En total, la superficie de agua sumó 12 millones de hectáreas en 2022, equivalente al 2,8% del territorio del bioma, un área similar a Portugal. Los expertos indican que la superficie de agua estuvo por debajo del promedio más de seis meses por la sequía provocada por El Niño y la crisis climática.
Carlos Souza Jr, coordinador de MapBiomas Agua, explicó que esta sequía afectó directamente a la población, aislando comunidades indígenas y ribereñas, amenazando su sustento y salud debido a la mortandad de peces y la paralización del transporte acuático.
La sequía también generó estrés en la vegetación, ya que la selva es crucial para la producción de agua en la Amazonía; el 50% de la lluvia es resultado del reciclaje de agua por los bosques.
La falta de agua también tiene un impacto directo en todo Brasil, pues un tercio de las lluvias del país provienen de la Amazonía, que ostenta el 64% de la superficie de agua de Brasil.
Río de Janeiro (EFE).- La Amazonía brasileña perdió el 5,4 % de su superficie de agua en 2023 con respecto al año anterior debido a la fuerte sequía que afectó a la región, según un estudio divulgado este miércoles por la plataforma científica Mapbiomas.
Por EFE
En total, la superficie de agua de la Amazonía brasileña sumó 12 millones de hectáreas el año pasado, un área similar a la de Portugal, y que suponen el 2,8 % del territorio del bioma.
Los expertos señalan que la superficie de agua en la más extensa selva del planeta estuvo más de seis meses por debajo del promedio debido a las fuertes sequías que se registraron en el bioma como consecuencia del fenómeno meteorológico El Niño y por la crisis climática.
Según explicó a EFE el coordinador de MapBiomas Agua, Carlos Souza Jr, esa sequía causó impactos directos a la población, como el aislamiento de comunidades indígenas y ribereñas.
La sequía amenazó el sustento y la salud de estas comunidades por la mortandad de peces y la paralización del transporte, que en su mayoría es acuático en la región.
La sequía también generó “estrés en la vegetación”, pues la selva es un motor de producción de agua para la Amazonía y el 50 % de la lluvia que allí cae es resultado del reciclaje de agua que hacen los bosques.
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“Los árboles dependen del agua y con la sequía que tuvimos, el bosque se vuelve menos húmedo, más seco y por ende más vulnerable a los incendios”, dijo el experto.
Esa falta de agua en la Amazonía, que ostenta el 64 % de la superficie de agua de todo Brasil, tiene un impacto directo en todo el territorio brasileño, pues un tercio de las lluvias del país provienen de esa extensa selva tropical.