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Autos

Isabel II’s car collection will be inherited by King Carlos III

70 años de reinado fueron suficientes para que Isabel II pudiera armar una colección de automóviles tan exclusiva como solo podía tener una persona en su condición de tal. A la Reina de Inglaterra le gustaban los autos y la mecánica desde pequeña, cuando todavía era princesa y sabía que llegaría algún día a la corona como hija mayor del Rey Jorge VI, pero no imaginaba que sería tan solo a los 25 años de edad.

Por Infobae

Haber sido coronada tan joven le dio acceso a innumerables responsabilidades y por supuesto también a muchos privilegios. Entre ellos, tuvo la posibilidad de acceder a automóviles únicos o muy especiales, incluso a vehículos que fueron construidos en ediciones muy limitadas y que estaban destinados ser auto oficial de otros países.

La lista de autos que tuvo la reina Isabel II es muy extensa, y si bien muchos se mantienen dentro de la flota real, una gran parte se devolvió a quiénes los habían construido especialmente para su majestad y otros fueron puestos en subastas con fines benéficos.

Pero algunas piezas son realmente especiales, o lo fueron al menos para ella, y vale la pena saber los motivos por los que fueron parte de su reinado de siete décadas en dos siglos distintos.

Durante su reinado, la predilección por los autos ingleses fue clara y si bien hubo vehículos de otra procedencia, el favoritismo por los modelos nacionales se mantuvo a través del tiempo. De hecho, fue Isabel quién decidió reemplazar a Daimler, anterior proveedora de autos oficiales de la corona, por Rolls-Royce.

Si una marca es asociada automáticamente con Inglaterra, esa es Rolls-Royce, que aunque paradójicamente hoy sea parte del BMW Group, sus orígenes y su esencia continúan arraigadas a las islas británicas.

El Rolls-Royce Silver Ghost de 1924 es el automóvil más antiguo de los que pertenecen al garage de la corona. Naturalmente no es un auto que se haya usado por parte de Isabel II, quien asumió su reinado en 1953, pero es una pieza de enorme valor como automóvil de colección inglés. Sin ir más lejos, la propia marca lo nombró como “el mejor auto del mundo”. Tiene un motor de 6 cilindros en línea y 7.4 litros de cilindrada, que le permiten obtener apenas 60 CV de potencia pero viajar a 130 km/h. Su odómetro registra 926.000 kilómetros y sigue funcionando.

El primer Rolls-Royce que sí fue utilizado por Isabel II fue en cambio un Phantom IV State Laudalette de 1953, del que solo se fabricaron 18 unidades en la historia. Era una limousina de siete plazas, con tapizados azules en la parte delantera y grises en la posterior. Tenía un motor V8 de 5,7 litros que le permitía tener recorridos muy serenos y alcanzar una potencia 165 CV.

Después llegaron otros Phantom de la serie V con la denominación de State Limousine. Fueron en 1960 y 1961, y ya tenían el famoso techo elevado denominado “high roof”, que se utiliza para autos presidenciales o de la realeza. Y finalmente llegó el conocido como Tea Silver Jibilee Car, un Phantom VI que le fue obsequiado al cumplir los 25 años como reina, en 1977.

Entre los Phantom V y el VI no había grandes diferencias exteriores, aunque sí en su equipamiento interior. Desde el frente era posible notar que en lugar de solo una luz redonda de cada lado, el nuevo Rolls-Royce tenía dos ópticas más pequeñas unidas por un marco plateado en cada uno de los extremos del guardabarros.

Justamente, a propósito del jubileo de la reina, en el año 2002, cuando se cumplieron 50 años en la corona británica, Isabel II recibió de otra marca inglesa, Bentley, un auto especialmente construido para ella. Se trató del Bentley State Limounsine, un vehículo completamente hermético para garantizar su seguridad contra ataques con gas o explosiones, con neumáticos reforzados con Kevlar para asegurarse de que el automóvil no corra el riesgo de sufrir un pinchazo, y de paso para que la Reina nunca llegue tarde a un compromiso real.

El auto tiene un motor V8 de 6.7 litros, 400 CV de potencia y una velocidad máxima de 200 km/h. Pero lo más asombroso es que no fue uno sino dos los vehículos que se construyeron por el experto en automóviles Vanarama para la corona, y cada una tuvo un costo aproximado de 10 millones de libras esterlinas.

Años después, apenas en 2016, la misma marca inglesa le ofreció probar en los terrenos de Balmoral su nuevo SUV que por entonces se llamaba Bentley 4×4 y finalmente terminaría siendo el Bentayga. El auto tiene un motor de 6 litros y doble turbo y en la presentación en el Salón de Frankfurt, el Presidente de Bentley, Michael Winkler, anunció que el ejemplar número 1 sería para la reina Isabel II, ya que luego de probarlo, decidió que sería el natural reemplazo de su gran flota de Land Rover y Range Rover que la había acompañado toda su vida en sus expediciones de caza.

Esa relación con Land Rover databa de su infancia. Empezó a través del rey Jorge VI en 1948, cuando lo acompañó a una presentación de la unidad número 100 de un Land Rover Defender. Desde entonces, más de 30 unidades de diversos modelos de la marca inglesa formaron parte de la flota de la reina. En sus actividades privadas solía utilizar modelos Defender, pero para recepciones y desplazamientos oficiales en los que pudiera prescindir de los Rolls-Royce, lo hacía en algún modelo de Range Rover, incluyendo en 2015, una versión denominada LWB Hybrid.

Uno de los autos que más utilizó Isabel II fue un Daimler Majestic 4.0 LWB de 2001. Era un sedán con forma de Jaguar, que en realidad era el origen del diseño. Se realizó en 2001 y fue utilizado por la reina hasta enero de 2007, cuando fue subastado a la caridad. El auto se pintó de color British Racing Green, el famoso verde oscuro de Inglaterra en Fórmula 1, t tenía tapizados de cuero Catkin con adornos rojos. Entre las curiosidades únicas, se había diseñado un soporte para la clásica cartera de mano de la reina.

No hacía mucho que ostentaba la corona cuando Isabel II tuvo la oportunidad de visitar a Dwight D. Eisenhower en EE.UU. Fue en 1957, y en esa oportunidad, tuvo la posibilidad de pasear con el presidente de los EE.UU. a bordo de un Lincoln Cosmopolitan Limousine de 1950 que estaba equipado con el famoso techo Bubble Top. Ford construyó solamente diez unidades de ese modelo, pensado exclusivamente para ser usado por la Casa Blanca, y como no hay registros que acrediten el modo en que ocurrió, lo único que se sabe es que algunos años después, uno de esos Lincoln Cosmopolitan llegó al Reino Unido para formar parte de los autos de la corona.

Pero si hubiera que elegir un automóvil que no podría nunca relacionarse con la reina de Inglaterra, ese es un superauto deportivo. Sin embargo, este mismo año, cuando se cumplían los 70 años de reinado de Isabel II, McLaren decidió fabricar un auto tributo en su honor. Se trata del McLaren Artura Elizabeth II, y fue diseñado y producido por el departamento de autos especiales de la marca son sede en Woking, llamado McLaren Special Operations (MSO).

El modelo elegido fue el Artura porque es el primer modelo de McLaren que viene equipado con un tren motriz híbrido, ya que combina un impulsor térmico V6 de 3 litros Twin Turbo con un motor eléctrico, lo que le permite alcanzar una potencia total de 680 CV con tracción trasera. Aunque la reina Isabel II ya no conducía desde hace 3 años por decisión personal de seguridad tras el accidente de Felipe de Edimburgo en 2019, el auto está pintado especialmente para ella, con un color llamado “Platinum Jubilee”, y lleva una placa en el frente, también de platino, con la inscripción Elizabeth II.

Entre un rústico Land Rover Defender de 1948 y un moderno y tecnológico McLaren Artura híbrido de 2022, han pasado casi 75 años de automóviles que fueron construidos o simplemente conducidos por una reina única como esos vehículos.

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