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Sociedad

La empleada doméstica que trabaja 12 horas al día se hace viral en TikTok por su increíble estilo de vida

¿Qué hacés limpiando casas? ¿No pensaste en hacer otra cosa?, le dijeron sus amigas a Yanina Alfaro (44). Hace más de 10 años, su entonces marido ocultaba su profesión de empleada doméstica. “Pero bien que comía lo que yo compraba con la plata que aportaba”, todavía reprocha la mujer. La conversación con Infobae es telefónica. Yanina está de vacaciones en el Arakur Ushuaia Resort & Spa, uno de los alojamientos más exclusivos frente al canal de Beagle. Sí, su esfuerzo rinde frutos. “No son cuatro horitas de trabajo las que hago”, destaca en sus videos de TikTok (@yanivalfaro). “Son 12 horas por día, de 7 a 19 horas”. Es su cuarto viaje en lo que va del año. El próximo destino es Jujuy.

Por Infobae

Como muchos usuarios, Yanina se enganchó con la red durante la cuarentena. Tiene más de 25 mil seguidores y casi 500 mil likes. Al principio no sabía bien qué contenidos subir. No se le dio por hacer nada gracioso, pero cuando vio que había personas que mostraban sus rutinas ahí le gustó más y decidió mostrar lo suyo. Ese trabajo flexible que realiza desde hace 13 años, enseguida captó el interés. “Lo que noté es que me siguen muchas chicas que limpian casas. Dicen que yo ‘inspiro’. Varias me preguntaron cómo logré mi primer trabajo. También por TikTok conseguí limpiar en una nueva casa. Me contactaron muchos interesados. Pero ya no tengo horarios disponibles”, explica.

En las redes Yanina muestra sus gustos y aclara puede hacerlo gracias a que no tiene que pagar un alquiler y además, comparte los gastos con su actual pareja, Nicolás, con quien lleva 10 años de relación y trabaja en una empresa de limpieza. Cuando muestra la intimidad de su hogar, en Ingeniero Maschwitz, los seguidores también le hacen todo tipo de preguntas y muchas son claramente discriminatorias. Ven como algo raro que una empleada doméstica pueda darse una buena vida, con electrodomésticos lindos, la cocina perfecta y que además viaje mucho.

“Vos te das esos lujos porque trabajás en la Municipalidad. Seguro que estás cobrando algo del gobierno. O sos una planera”, le dijeron en la red. “Entonces empecé a mostrar como ‘la planera’ se levantaba a las cinco de la mañana a trabajar. Un poco por bronca mostré mi rutina porque me cansaron. En la Argentina si la estás pasando bien es porque sos planero, nunca va a ser por trabajo, siempre eso, o sino porque trabajás en el Gobierno, o porque estás robando. Eso es lo que se expresó en la cuenta”, destaca. Y agrega: “A mí me gusta disfrutar la vida. ¿A quién no? Uno no sabe hasta cuando va a vivir. Entonces, para disfrutar como yo quiero me tengo que levantar a las seis de la mañana, porque nadie me va a regalar nada. Me levanto temprano y después me doy una semana en el hotel más caro de Ushuaia”, expresa con mucho orgullo de lo que es capaz de lograr a fuerza de trabajo e ingenio para conseguir descuentos. Ella es su propia agente de viajes.

“Hice todo con esfuerzo. Ahora que mi hijo es más grande puedo trabajar todo el día. Por ahí una empleada que trabaja cinco horas no le va rendir lo mismo”, señala. Yanina cuenta que lo que se cobra por hora varía, todo depende si son muchas horas en la semana en la misma casa. Eso se paga un poco menos que si vas una sola vez por semana. Ahora, estoy cobrando 700 pesos la hora. Por lo general, no tengo casas a los que vaya varias veces a la semana. Por eso, hago la diferencia. Por ahí hay chicas que van todos los días a la misma casa 8 horas y cobran mucho menos de lo que cobro yo. Si están en blanco, se paga lo que dice el gremio que es poco”, comenta.

“A mí no me dan las horas para estar en blanco”, explica. Y sobre las que están en blanco considera que están mal pagas. “No alcanza para nada. Son 10 horas de estar afuera por 3600 pesos al día”. Lo que recomienda a sus pares es no bajar el precio porque perjudican al resto. “Tienen que cobrar desde 500 pesos la hora para arriba. Y lamentablemente, quien no pueda pagar, que no tenga empleada. Yo lo veo como un servicio de lujo. Hoy en día, una persona que deja tu casa impecable, y llegás y tenés todo como si fuera un hotel… es un servicio de lujo al que no todos pueden acceder”, enfatiza.

También están aquellas mujeres que quieren seguir sus pasos y le preguntan de todo. Hace 13 años, Yanina se dio cuenta de que limpiando casas tendría mayores ventajas que yendo a su trabajo de siempre. Podría manejar sus horarios y vacaciones a gusto.

Antes de pasarse de rubro, se dedicaba a la gastronomía en una empresa que tenía concesiones de comedores industriales. Tenía un buen puesto, le habían ofrecido un ascenso como encargada y cuando quiso irse, incluso quisieron retenerla con más plata. Pero ella tenía tomada la decisión. Había tenido a su bebé, pasaba muchas horas fuera de su casa, 9 horas de trabajo, más una hora de ida y otra de vuelta, y a veces se tenía que quedar después de hora. A Benjamín no le gustaba estar con la niñera, y ella al final notó que estaba haciendo un intercambio de plata. Cuando el hijo cumplió tres años empezó con su nuevo oficio, manejando sus tiempos. Las casas en los barrios por donde trabaja, actualmente, están en su misma localidad y se mueve en bicicleta. Hoy Benjamín cursa en una escuela técnica y sueña con estudiar en el Instituto Balseiro de Bariloche.

“Limpiar casas era lo único que podía hacer. Incluso podía llevar al nene al trabajo porque era muy tranquilo. Hasta que empezó el jardín”. Cuenta que en esos tiempos no hacía tantas horas como ahora que su hijo ya cumplió 16. Pero le daba lo suficiente para servir la mesa en su casa durante toda la semana. Era una gran ayuda.

La mujer enumera todas las ventajas que la hicieron decidirse por su nueva profesión: “Yo acá manejo mis tiempos. Si no voy a trabajar no es la muerte de nadie. No es que cuido chicos. Si un día no voy a limpiar, no pasa nada. Si me enfermo, no pasa nada. Si me tengo que pedir un día, tampoco. Si quiero vacaciones, menos. Y además lo cobro bien. Trabajando en una oficina cobraba mucho menos, entonces no me cerraba. Tampoco tengo que estar aguantando gente. Cuando trabajo ahora estoy sola y me dedico a limpiar, haciendo mi vida. Nadie me molesta”, destaca.

Por querer trabajar y darse gustos que sus padres no podían afrontar, Yanina había dejado el secundario en tercer año. También vendió café con un carrito por las calles de Munro, a los 18, en una zona de fábricas. “Tenía un punto donde me daban el carro, los termos y hacía los recorridos”. Siempre supo ganarse la vida.

Su matrimonio no terminó bien. “Él era muy machista. Estábamos construyendo nuestra casa y yo no tenía ni voz ni voto sobre lo que había que hacer. Había maltrato psicológico. Él me decía: ‘Vos no podés opinar porque no terminaste el secundario’”, cuenta. “Si yo aportaba… ¿mi plata no valía? Si además esa iba a ser mi casa”, añade. Así fue como terminó de decidirse por completar sus estudios. Cursó embarazada y el último año con su bebé en brazos en el aula. Después terminó separándose de su marido. El maltrato verbal había pasado al físico. Ella hoy vive en la casa que estaban construyendo y dice que no recibe ninguna mensualidad del padre de su hijo. “Lo mantengo íntegramente yo con mi trabajo”.

Yanina cuenta que viene de una familia trabajadora y que nota que hay personas que les falta “garra”. Y agrega: “No están preparadas psicológicamente para el trabajo. Y hay otras que trabajan de cualquier cosa y le dan siempre para adelante. En Buenos Aires siempre algo se puede hacer. Nunca me faltó trabajo. De hecho, me sobra. Incluso, no me da el tiempo”.

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