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América Latina

La justicia argentina imputó al piloto iraní del avión venezolano que se encuentra varado en Buenos Aires por terrorismo

La fiscal argentina Cecilia Incardona pidió investigar la relación del piloto del avión de Emtrasur, Gholamreza Ghasemi, con posibles actos de terrorismo. También imputó al resto de los tripulantes de la aeronave retenida en Buenos Aires, pudo saber Infobae de fuentes judiciales.

Por Infobae

“Con el avance de las tareas investigativas llevadas aquí adelante, surgieron varios rastros que imponen la necesidad de proseguir la investigación respecto de Ghasemi Gholamreza, de toda la tripulación que de él dependía, de la aeronave y de su carga, conforme las obligaciones del Estado Argentino para prevenir y sancionar hechos de terrorismo”, dice el dictamen de la fiscal.

Y agrega: “Tales circunstancias irregulares llevan a indagar si el verdadero objetivo del arribo de la aeronave a nuestro país fue exclusivamente para transportar mercadería de autopartes, o bien si estuvo fundado en razones diferentes a las alegadas y constituya, eventualmente, un acto de preparación para proveer bienes o dinero que pudieran utilizarse para una actividad de terrorismo, su financiamiento u organización”.

Luego de recibir el informe del FBI que confirma la vinculación directa del piloto del avión de Emtrasur, Gholamreza Ghasemi, con las Fuerzas Quds, la división de la Guardia Revolucionaria iraní especializada en operaciones de inteligencia, y con Hezbollah, el juez Federico Villena le corrió vista a la fiscal el fin de semana “para delimitar el objeto procesal”.

La fiscal ya había impulsado la investigación el lunes pasado, pero en ese momento no había pruebas concretas contra la tripulación.

En una semana, el juez Villena ordenó unas 60 medidas de prueba y el expediente suma ocho cuerpos. Muchas de ellas todavía no llegaron al juzgado. El magistrado espera con expectativa un informe definitivo sobre los teléfonos y las tablets secuestradas a los tripulantes. Los informes preliminares hasta ahora no arrojaron pruebas contundentes para el expediente. También está pendiente el análisis de las dos “cajas negras” del avión.

Por otra parte, el ministro de Inteligencia de Paraguay, Esteban Aquino, puso en duda la identidad del copiloto. Aquino fue uno de los primeros funcionarios en elevar sospechas sobre el vuelo que llegó a la Argentina el lunes 6 de junio y sus ocupantes. Gracias a las investigaciones realizadas por su agencia, se pudo determinar que el capitán Gholamreza Ghasemi es CEO de Qeshm Fair Air, una aerolínea que tuvo participación directa en diversas actividades terroristas, y no un “homónimo” como se sospechaba en la Argentina.

“Sabemos que esta persona ha estado transportando armamento y tecnología a Siria, desde Siria al sur del Líbano, y ahí entra Hezbollah. Serían como vuelos del terror y debemos preocuparnos”, amplió Aquino este lunes en diálogo con el periodista Eduardo Feinmann en radio Mitre de Buenos Aires.

Y se preguntó: “¿Quiénes son los demás miembros del Consejo Directivo de Qeshm Fair Air? Por ahí nos encontramos con sorpresas. ¿Quién es el copiloto del avión? ¿Es correcto el apellido del copiloto o no? Porque sabemos que a veces cambian el nombre y cuando tienen un pasaporte aquí o allá a veces le cambian la “H”, la “J”, la “L”… es un procedimiento común a veces”.

La frase alude a Mahdi Museli, copiloto del Boeing 747 de la empresa Emtrasur que está en un hangar de Ezeiza, el aeropuerto internacional de Buenos Aires. Museli al igual que el resto de la tripulación, integrada por 14 venezolanos y 5 iraníes, se aloja en un hotel de Buenos Aires.

Aquino recomendó verificar las huellas dactilares de todos los integrantes del vuelo y chequear cuidadosamente si los tripulantes son quienes dicen ser.

El funcionario paraguayo informó además que pudieron verificar que la tripulación solía apagar el transponder del avión, otro dato que había sido negado por autoridades argentinas. El transponder es un sistema aeronáutico que transmite información en tiempo real sobre la identificación de la aeronave y su altitud. Los radares terrestres toman las respuestas emitidas por el transponder para determinar la posición geográfica de los aviones.

“Es muy llamativo porque lo hacían en forma habitual durante sus trayectos, de una manera consuetudinaria, frecuente… Y nosotros lo que hicimos es compartir esa preocupación con agencias de inteligencia mucho más grandes que la nuestra, que tienen más acceso y mejores bases de datos que nosotros, que somos muy humildes”, precisó Aquino. Entre los países consultados, Aquino mencionó a los Estados Unidos y a Israel.

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