César Coronel Olivo tenía 27 años cuando fue hallado muerto en su dormitorio dentro de un cuartel de Policía ecuatoriano. Era el 7 de julio de 2012. El joven de cabello negro, piel trigueña y mirada penetrante era subteniente de la Policía y llevaba el mismo nombre de su papá César Coronel Vega, capitán de la Fuerza Aérea en servicio pasivo.
La versión oficial asegura que Coronel Olivo se suicidio. Sin embargo, las evidencias, los análisis de expertos independientes y la investigación que su familia ha impulsado demuestran que las autoridades ecuatorianas se apresuraron al cerrar el caso. Han pasado 10 años desde la muerte del oficial y aún no hay respuestas.
Aunque su papá nunca quiso que César Coronel Olivo sea policía, este se empeñó en ingresar a la Escuela de Policía. La última vez que sus padres lo vieron con vida fue en junio de 2012, cuando Coronel Olivo regresó a la Comandancia Policial de Sucumbíos, en donde vivía desde hace nueve meses, según recoge un reportaje publicado en el medio GK.
Después de laborar a la Unidad Especializada Antisecuestro y Extorsión (UNASE), un grupo élite y reconocido de la Policía de Ecuador, César Coronel había sido trasladado a la Comandancia Policial de Sucumbios, en la ciudad amazónica de Lago Agrio, a casi 300 kilómetros de Quito. El “pase” –como se conoce a la reubicación de miembros de la Policía y de las Fuerzas Armadas– era una especie de castigo porque Coronel Olivo había terminado una relación sentimental con la hija de “una persona de alto nivel”, según relató a GK, Daniela Salazar, la entonces abogada de la familia.
En ese recinto policial, Coronel Olivo habría sido testigo de crímenes cometidos por sus compañeros y superiores. La familia de César Coronel ha asegurado que el joven oficial descubrió un negocio de trata de mujeres colombianas en los bares de Lago Agrio. Los dueños de estos clubes eran oficiales de Policía, que se encargaban de cerrar otros centros de diversión para acaparar los clientes, según contó el padre de César Coronel al diario El Norte.
Lo que Coronel Olivo descubrió, de acuerdo a sus familiares, estaría relacionado con el informe La trata ante el espejo: una aproximación a la explotación sexual en el trabajo esclavo, que resultó de una investigación realizada entre el 2011 y 2012, durante el gobierno de Rafael Correa y que no fue difundida “debido a las vinculaciones encontradas entre jefes policiales, fiscales y otros administradores de justicia, con el comercio o trata de mujeres en la frontera con Colombia”, según señaló el portal Plan V.
Ese oscuro descubrimiento le habría costado la vida a César Coronel Olivo.
El hallazgo
El domingo 8 de julio, la familia de César Coronel Olivo se enteró que este había sido encontrado muerto en su habitación dentro de la Comandancia. Tenía un tiro en la nuca y dos almohadas encima de él. Su familia estaba de paseo cuando recibió la trágica noticia que cambiaría su vida.
El sábado 7 y domingo 8 eran días libres para Coronel Olivo, que había planificado un fin de semana con su novia, pero nunca llegó al aeropuerto de Quito, donde se iban a encontrar.
La investigación de GK detalla que Verónica Vallejo, la pareja de Coronel Olivo, lo llamó varias veces el viernes, 6 de julio, alrededor de las cinco de la tarde. En tres ocasiones le contestaron, pero no era César Coronel Olivo, sino un hombre que intentó hacerse pasar por él y luego una mujer de acento colombiano.
Una hora después, César Coronel llamó a su novia y le aseguró que estaba en su habitación desde las 3 de la tarde. Luego, Coronel le envió un mensaje a Verónica: “Te repito que he estado desde las tres de la tarde en mi habitación; no he hecho nada, no sé qué mierda pasó con mi teléfono”, según recoge el medio ecuatoriano.
Como Coronel Olivo nunca llegó a la cita con su novia, el domingo 8, Vallejo trató de localizarlo llamando a distintos números de teléfono, según contó a GK. La novia de Coronel Olivo tuvo suerte en uno de sus intentos y se comunicó con el encargado del control de armas de la Comandancia. El policía la contactó con el oficial que estaba a cargo, el subteniente Juan Pablo León.
Vallejo le pidió a León que fuera al dormitorio de Coronel Olivo. El subteniente León llamó a la puerta, pero nadie respondió. Luego, por petición de Vallejo, León ingresó a la habitación por la ventana y le dijo que su novio estaba dormido y cerró la llamada.
Ante la insistencia de Vallejo para que León contestara nuevamente, el oficial le envió un mensaje: “Lo siento mucho, parece que se ha disparado”. Este relato de Verónica Vallejo fue recogido en la investigación de GK en 2018.
¿Suicidio u homicidio?
Aparentemente, César Coronel Olivo se había suicidado. Esa fue la versión que prevaleció y que cerró la investigación sobre su muerte. Siguiendo esa hipótesis, el joven oficial se disparó con su mano derecha a la altura de la nuca con su pistola de dotación, pero Coronel Olivo era zurdo. Nadie en la Comandancia escuchó el disparo.
El perito argentino, Roberto Meza, que también investigó el caso del asesinato del general Jorge Gabela, explicó a Infobae que hubo “impericias, alteraciones del lugar del hecho, todos con relación directa a la investigación”.
De acuerdo con Plan V, las sábanas y la almohada –manchadas de sangre– que cubrían la cama de Coronel Olivo fueron incineradas por orden del Comandante del Comando Provincial de Sucumbíos. El reportaje de GK además reveló que las paredes del dormitorio de Coronel Olivo se lavaron y pintaron, que el piso de la habitación estaba inundado –lo que echó a perder otras evidencias–, que la televisión estaba a todo volumen y que el aire acondicionado estaba a muy baja temperatura, algo inconsistente con Coronel Olivo, pues le afectaban las temperaturas bajas porque tenía rinitis agudas. Además, en los informes periciales nunca se identificó al dueño de la pistola Glock de 9 milímetros con la que, supuestamente, Coronel Olivo se disparó y no se tomaron huellas dactilares de ese arma.
En este caso hubo “informaciones perdidas, escena del crimen alterada, reconstrucciones alejadas de todo tecnicismo, ausencia de análisis de indicios encontrados y que podrían aportar informaciones relevantes, irregularidades en los procedimientos policiales internos, cadena de custodia no respetada entre otros”, aseguró Meza a Infobae.
A pesar de que el perito hizo sus investigaciones en el 2013, cuando José Serrano, ministro del Interior del gobierno de Rafael Correa, dispuso la creación de una comisión técnica para tratar la muerte de César Coronel Olivo, y a pesar de las evidencias, las autoridades cerraron el caso y aseguraron que se trató de un suicidio.
El informe que entonces elaboró Meza fue entregado a Carina Argüello, subsecretaria del Ministerio del Interior, que no lo compartió con la familia de César Coronel Olivo. Los padres del oficial presentaron una acción legal para conocer el informe, pero solo accedieron a una parte de este.
Sin embargo, a casi una década de haber investigado la muerte de César Coronel, el perito Meza se mantiene en que “quedó demostrado a través del estudio y relación de los indicios encontrados en el expediente que se trató claramente de un homicidio”.
Para Meza, hubo un “sinnúmero de inconsistencias graves y que son inadmisibles en una investigación criminal”. Pero lo más preocupante, según relató el experto a Infobae, es que esas alteraciones “ocurrieron dentro de un cuartel policial (donde estaba) la escena del crimen, que es el espacio más sensible e importante porque ahí se encuentran los indicios que podrían esclarecer el caso”.
Las inconsistencias alrededor de la muerte de César Coronel Olivo mostraban la posibilidad de que exista un sistema de corrupción y encumbramiento dentro de la Policía Nacional. A esta muerte sin resolver le sigue el caso del feminicidio de María Belén Bernal dentro de un recinto policial. En ambos casos el hermetismo sobre qué sucedió el día de sus muertes es algo que sus familiares denuncian.