Tras el inicio de la pandemia en 2020 y cuando se trataba de un virus desconocido en ese momento, muchos de los gobiernos decidieron establecer confinamientos masivos en las ciudades y restringir los ingresos a los países. Esas restricciones en la movilidad tuvieron múltiples impactos en la vida de las personas. Uno de ellos acaba de ser corroborado por estudios científicos que se hicieron por separado: durante los primeros meses de la pandemia, la percepción del paso del tiempo se alteró.
Ese cambio en la percepción del tiempo ya tiene un nombre: “Blursday”. En inglés “blur” significa “empañar” o “hacer menos claro”. En 2020 se empezó a hablar sobre “Blursday” en referencia a la dificultad para determinar qué día de la semana era. Los expertos de Oxford Languages, el fabricante del diccionario de Inglés Oxford, la incluyeron como una de las palabras destacadas de ese año, junto con coronavirus, confinamiento, y distanciamiento social.
“Blursday es un día difuso. La persona siente como si todo el tiempo fuera lo mismo. Es un neologismo para cristalizar en una palabra lo que le pasaba a la gente durante los meses con confinamiento por la pandemia”, dijo a Infobae Rodrigo Laje, investigador en neurociencia del Conicet y la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). El científico fue uno de los coautores de un trabajo publicado en la revista Nature Human Behavior.
El doctor Laje e Ignacio Spiousas, también de la UNQ, trabajaron con investigadores de Francia, Alemania, India, Japón, Canadá, Italia, Bélgica, Grecia y Turquía para estudiar cómo la percepción del tiempo se veía afectada por la pandemia. En la investigación, estuvieron los investigadores Maximilien Chaumon, Fuat Balcı y Virginie van Wassenhove.
En la primera tarea del estudio que debían completar participaron más de 2.800 voluntarios de 12 países, incluyendo la Argentina y Colombia. Luego los participantes tuvieron que completar más tareas en otras tres sesiones. La última debía ocurrir después del confinamiento.
“Hacer este tipo de estudios fue difícil porque nosotros mismos como investigadores también estábamos en confinamiento en nuestros hogares. Recopilamos mucha información y ahora está en una base pública. Si bien ya publicamos un trabajo, hay más datos que otros investigadores van a poder analizar en el futuro”, contó Laje.
¿Qué encontraron? “Para la mayoría de los participantes el tiempo pasó más lento durante el confinamiento. Pero además encontramos que el tiempo pasa más lento si la persona se sintió aislada y sola”, aclaró. En el estudio no se incluyó a personas que eran personal esencial y que tuvieron que trabajar durante el confinamiento.
También se constató una alteración en cuanto a la “distancia subjetiva” hacia la semana próxima y el mes siguiente. En ambos casos, las personas que se sentía más solas y aisladas sentía que faltaba más tiempo para la próxima semana o el siguiente mes. Se registraron diferencias en cuanto a la edad: la semana próxima y el mes próximo parecía más cercano en los adultos mayores en comparación con los menores edad.
Otra situación es que generalmente las personas subestiman los tiempos largos o sobreestiman los tiempos cortos. Durante el confinamiento, más persona hicieron las estimaciones de cuántos minutos pasaron más correctamente que en tiempos normales. “Después de la distorsión por el confinamiento, la percepción del tiempo de las personas volvió a la normalidad”, comentó Laje. Señaló que hay otros trabajos publicados y que no todos son consistentes entre sí. “Puede haber factores que los estudios no tienen en cuenta. Será un tema para seguir investigando”, agregó.
En tanto, otro de los estudios fue llevado a cabo en la Universidad de California en Davis, Estados Unidos. El trabajo fue publicado en la revista Psychological Trauma: Theory, Research, Practice, and Policy, los investigadores encuestaron a una muestra representativa a nivel nacional de 5.661 adultos estadounidenses sobre su salud mental en marzo-abril y septiembre-octubre de 2020. Los participantes respondieron a preguntas sobre sus experiencias con el coronavirus, su historial de acontecimientos vitales estresantes y sus factores de estrés económico y vital relacionados con el virus.
Cuando se preguntó a los participantes sobre su percepción del tiempo, más del 65% informó de distorsiones, incluso seis meses después del comienzo de la pandemia. Más de la mitad dijo que sentía que el tiempo se aceleraba o se ralentizaba. Alrededor del 46% declaró no saber qué hora o qué día era, y el 35% informó de problemas de memoria a corto plazo. El número de mujeres que declararon estas distorsiones fue mayor que el de los hombres, y lo mismo ocurrió con las personas que habían estado expuestas a un trauma en una etapa anterior de su vida. Una mayor exposición a los medios de comunicación también se asoció con una percepción distorsionada del tiempo.
Los investigadores afirman que aquellos que perdieron el sentido del tiempo podrían tener un mayor riesgo de padecer trastornos mentales -como la depresión y la ansiedad- y que la detección de las distorsiones temporales podría ayudar a conseguir el tratamiento para aquellos que lo necesitan. La pandemia fue “un trauma colectivo prolongado y sin precedentes”, escribieron los investigadores liderados por E. Alison Holman, doctora en psicología.
Aunque se necesita más investigación, los investigadores de California concluyen que la distorsión del tiempo está probablemente asociada a los síntomas de salud mental de la pandemia. “Hay terapias relativamente nuevas que pueden utilizarse para ayudar a las personas a recuperar un sentido del tiempo más equilibrado -afirmó Holman-. Pero si no sabemos quién necesita esos servicios, no podemos proporcionar ese apoyo”.