Luego del enfrentamiento armado en San Miguel Topilejo que dejó 14 detenidos el pasado martes 12 de julio en la alcaldía Tlalpan de la Ciudad de México, los hijos de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, volvieron a generar alerta por la presencia de sus presuntos operadores criminales en la capital del país.
Si bien se señala que El Chapo tuvo múltiples hijos e hijas, cuatro son los que han llamado la atención de los medios y autoridades. Se trata de Joaquín y Ovidio Guzmán López, así como Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Salazar. Juntos lideran la célula del Cártel de Sinaloa conocida como “Los Chapitos”.
Desde hace un par de años se ha reportado la supuesta presencia en la CDMX de esta facción del Cártel del Pacífico, como también se le conoce a dicha organización criminal transnacional, a través de supuestas reuniones entre diversos funcionarios públicos y servidores de Los Chapitos.
Y es que de los 14 detenidos, algunos eran originarios de Sinaloa y portaban placas que hacían alusión a las “Fuerzas Especiales Ratón” (en referencia al sobrenombre de Ovidio Guzmán), la cual ha sido identificada como uno de los supuestos brazos armados de los hijos del Chapo, pues incluso el secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, reconoció la presencia de la presunta célula del Cártel de Sinaloa en la capital del país.
Luego de la última captura de El Chapo Guzmán en 2016, Ovidio, Joaquín, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo tuvieron que hacerse cargo de la herencia de su padre en el tráfico de drogas (pues cabe recordar que el Cártel de Sinaloa realiza sus operaciones mediante facciones: estarían los que se encargan de su compra, produccion, redes de transporte, almacenamiento, venta, distribución, lavado de dinero y así sucesivamente).
Desde la primera fuga de Joaquín Guzmán Loera en 2001 del penal de máxima seguridad de Puente Grande en Jalisco en 2001, él e Isamel Zambaga Garcia, El Mayo, trabajaron juntos para dirigr la organización criminal “como iguales”, según un testimonio escrito por el hijo del Mayo, Vicente Zambada Niebla, entregado a la periodista Anabel Hernández por el abogado del Vicentillo, Fernando Gaxiola.
De acuerdo con Insight Crime, tanto Ovidio, como Iván y Jesús Alfredo fueron instruidos desde su adolescencia por su padre y el Mayo en el negocio del narcotráfico. Sin embargo, algunos de Los Chapitos han llamado más la atención de las autoridades de México y Estados Unidos que otros.
A pesar de sus diferentes actividades, el gobierno estadounidense sabe su relevancia en el tráfico de drogas, por lo que ofrecen una recompensa de hasta 20 millones de dólares por los cuatro. En 2021, Joe Biden firmó una orden ejecutiva como parte de la estrategia para desarticular a organizaciones del crimen organizado que incluye a los hermanos Guzmán Salazar y Guzmán López. Cinco millones de dólares es lo que se oferta por cada uno, a cambio de información que conduzca a su detención o paradero.
Los cuatro han sido señalados como “miembros de alto rango del Cartel de Sinaloa”, el cual tiene presencia tanto en América, como en Europa, Asia y África. Además, cada uno se encuentra sujeto a una acusación federal en el país vecino por su participación en el tráfico de drogas.
Según Insight Crime, Jesús Alfredo, también conocido como El Alfredillo, ocupa un lugar más destacado en las operaciones del Cártel de Sinaloa, pues incluso se encuentra en la lista de los más buscados de la Administración Antidrogas (DEA) de EEUU, a diferencia de su hermano y hermanastros.
Como se sabe, el Cártel de Sinaloa tiene presencia internacional, por lo que Jesús, al parecer, se encarga de ciertas actividades en otros países. En 2016, se reportó que El Alfredillo había vivido durante algunos meses en la ciudad de Medellín, Colombia, según una investigación de Proceso, luego de su secuestro en ese mismo año en Puerto Vallarta, Jalisco, el cual supuestamente habría sido perpetrado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Su estadía en dicho país supuestamente tenía que ver con negocios de cocaína, mientras era protegido por La Terraza, en ese entonces uno de los grupos criminales con mayor presencia en la ciudad, la cual operaba bajo las instrucciones de La Oficina (otro grupo criminal). Asimismo, según dicho medio, Jesús Alfredo se habría reunido con empresarios para discutir sobre lavado de dinero.
De igual manera, se menciona que Jesús supuestamente había controlado dos laboratorios de cocaína en Medellín, cuya capacidad podía permitir el envío de hasta 400 kilogramos al exterior cada mes. Es por ello que, si bien Iván Archivaldo ha sido señalado como el principal sucesor de su padre, El Alfredillo figura como un pieza clave en las operaciones internacionales de cártel.
En agosto de 2009 y en febrero de 2016, jurados federales del Distrito Norte de Illinois presentaron acusaciones contra Jesús Alfredo por su conspiración para distribuir más de 5 kilogramos de cocaína y un kiogramo de heroína.
Iván Archivaldo Guzmán Salazar (nacido en 1983) ha sido frecuentemente identificado como el heredero del narcoimperio del Chapo. A ello responde su sobrenombre de “El rey de la Cocaína”, o simplemente “El Chapito”.
De acuerdo con el Departamento de Estado de EEUU, Archivaldo proporcionó ayuda operativa para el transporte de narcóticos desde el Sur y Centro de América a México, así como su respectivo traslado a Estados Unidos, su distribución en dicho país y la recaudación de las ganancias obtenidas.
Junto a su hermano Joaquín, ha instalado laboratorios de fentanilo en Culiacán, además de que los dos han ampliado sus operaciones mediante el transporte marítimo y aéreo, al igual que a través de túneles en los pasos fronterizos. También se encargaría de entregar sobornos a funcionarios públicos,
En julio de 2014, un jurado federal en el Distrito Sur de California lo acusó de presunta conspiración para importar metanfetamina, marihuana y cocaína al país vecino, así como lavado de dinero. A diferencia del Mayo Zambada, por ejemplo, El Chapito también es conocido por sus excentricidades y gustos por los autos lujosos.
Tanto Iván Archivaldo como Jesús Alfredo fueron fruto del primer matrimonio de El Chapo con María Alejandrina Salazar Hernández.
Ovidio Guzmán López, El Ratón, quizá sea el más distinguido de Los Chapitos, luego de que su rostro se viralizara en medios de comunicación en 2019, cuando fue detenido y posteriormente liberado, en el operativo fallido conocido como el “Culiacanazo”, además de ser señalado por el gobierno destadounidese de supuestamente ordenar el asesinato de un cantante (no se precisó cuál) por rehusarse a cantar en su boda.
Joaquín Guzmán, por su parte, probablemente sea el menos conocido de los hijos del Chapo. También responde al sobrenombre del Güero Moreno. Tras la muerte de su hermano Edgar Guzmán López, heredaron el poderío y las ganancias del negocio criminal, y juntos formaron su propia célula, llamada Organización Criminal Transnacional Guzmán-López, aunque no se desligaron del Cártel de Sinaloa.
Los hermanos Guzmán López estarían al cargo de cerca de 11 narcolaboratorios en Sinaloa, los cuales se estiman que producen entre mil 300 y dos mil 200 kilos de metanfetamina al mes.
La droga producida es vendida al mayoreo a distribuidores de otros países, como Canadá y EEUU, así como a otros miembros del Cártel de Sinaloa. Entre sus otras actividades se encuentroraría la exportación de efedrina desde Argentina. De acuerdo con autoridades estadounidenses, ambos hermanos invirtieron sumas millonarias para la compra de cocaína en Colombia.
En 2018, tanto Ovidio como Joaquín fueron acusados por el Juzgado Federal del Distrito de Columbia por conspirar para distribuir mil kilogramos de marihuana, otros cinco de cocaína y 500 gramos de metanfetamina (tanto Édgar, como Joaquín y Ovidio fueron producto del segundo matrimonio de su padre con Griselda Guadalupe López Pérez).