La infección por SARS-CoV-2 en niños y adolescentes suele ser asintomática o causar una enfermedad leve. Sin embargo, los afectados pueden en algunos casos desarrollar manifestaciones graves y corren el riesgo de desarrollar complicaciones pos infecciosas llamada síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C).
Una secuela que puede desarrollarse después de la infección por el coronavirus en las niñas, los niños y los adolescentes es el síndrome inflamatorio multisistémico. Si bien no se diagnostica de manera frecuente, científicos y médicos se han preguntado desde que se lo detectó a principios del año pasado por qué el COVID-19 puede llevar a la inflamación del corazón, los pulmones, los riñones y hasta los ojos de los chicos. Un estudio realizado el año pasado en el prestigioso Hospital Mount Sinai, en Nueva York, Estados Unidos, aportó una pista para comprender el problema.
Los investigadores realizaron la secuenciación del ARN de las muestras de sangre de pacientes con el síndrome inflamatorio multisistémico del Biobanco COVID-19 del Mount Sinai. Ese estudio les permitió descubrir que determinadas células del sistema inmunitario que combaten la infección están reguladas a la baja en los niños con el síndrome. Esa alteración se asocia a una respuesta inflamatoria sostenida, un sello distintivo de la infección por el coronavirus que causa el COVID-19.
La variante Ómicron del SARS-CoV-2 contiene más de 30 mutaciones en la proteína espiga, lo que permite una rápida propagación y provoca grandes brotes en niños y adolescentes. Los estudios en adultos muestran que Ómicron es resistente a los anticuerpos neutralizantes después de una infección previa por SARS-CoV-2. No obstante la capacidad de neutralización de los anticuerpos frente a Ómicron tras una infección previa por SARS-CoV-2 en niños y adolescentes no estaba bien estudiada.
Ahora, una investigación basada en el estudio de Estados Unidos “Overcoming COVID-19″, dirigido por el Hospital de Niños de Boston, y el Taking On COVID-19 Together Group del mismo centro de salud proporciona evidencia de que los niños que anteriormente tuvieron COVID-19 (o la condición inflamatoria MIS-C) no están protegidos contra la variante más nueva de Ómicron. Sin embargo, según confirmaron los científicos, la vacunación ofrece protección. Los hallazgos, que acaban de ser publicados en Nature Communications, son concordantes con los hallazgos similares que se detectaron en adultos.
“Escucho a los padres sentirse tranquilos cuando sus hijos ya experimentaron una infección por COVID en el pasado, relajándose en términos de vacunación”, dijo Adrienne Randolph, del Boston Children’s Hospital, quien lanzó y conduce el Overcoming COVID-19 en 2020. Randolph fue el autora principal del artículo actual con Surender Khurana, de la División de Productos Virales, Centro de Evaluación e Investigación de Productos Biológicos de la Administración de Alimentos y Medicamentos. “Sin embargo, esa sensación no es cierta. En nuestro documento descubrimos que los anticuerpos producidos por infecciones previas en niños no neutralizan a Ómicron, lo que significa que los pequeños no vacunados siguen siendo susceptibles a Ómicron”.
El equipo de investigadores obtuvo muestras de sangre de 62 niños y adolescentes hospitalizados con COVID-19 grave, 65 niños y adolescentes hospitalizados con MIS-C y 50 pacientes ambulatorios que se habían recuperado de COVID-19 leve. Todas las muestras se tomaron durante 2020 y principios de 2021, antes de la aparición de la variante Ómicron.
En el laboratorio, expusieron las muestras a un pseudovirus (derivado del SARS-CoV-2, pero despojado de su virulencia) y midieron qué tan bien los anticuerpos en las muestras pudieron neutralizar cinco variantes diferentes del SARS-CoV-2 de interés: Alfa, Beta, Gamma, Delta y Ómicron. En general, los niños y adolescentes mostraron cierta pérdida de neutralización cruzada de anticuerpos contra las cinco variantes, pero la pérdida fue más pronunciada para Ómicron. Por el contrario, los niños que habían recibido dos dosis de la vacuna COVID-19 mostraron títulos de anticuerpos neutralizantes más altos contra las cinco variantes, incluido Ómicron.
“Los niños menores de 5 años hospitalizados con COVID-19 agudo grave tienen anticuerpos neutralizantes más bajos contra las variantes del SARS-CoV-2 en comparación con los pacientes mayores de 5 años. A diferencia de la infección por SARS-CoV-2, los niños vacunados dos veces demostraron títulos más altos contra Alpha, Beta, Gamma, Delta y Ómicron. Estos hallazgos pueden influir en la transmisión, la reinfección y el resultado de la enfermedad clínica de las variantes emergentes del SARS-CoV-2 y respaldan la necesidad de vacunar a los niños”, completó Randolph.
Randolph espera que estos datos animen a los padres a aplicar las vacunas que no tengan a sus niños y adolescentes. Según datos de los CDC, sólo el 28 % de los niños de 5 a 11 años y apenas el 58 % de los de 12 a 17 años habían recibido dos dosis de vacunas hasta el 18 de mayo de 2022, cifras que apenas han cambiado desde entonces. Un panel de la FDA se reunirá el 15 de junio para considerar la autorización de las vacunas COVID-19 para niños menores de 5 años.