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Mercosur en Crisis: Uruguay Toma Rienda Sin Avances con UE

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El Mercado Común del Sur (Mercosur) celebrará el lunes una cumbre de jefes de Estado en la que Paraguay transferirá a Uruguay la presidencia rotatoria. No se han logrado avances visibles con la Unión Europea (UE) para cerrar un tratado comercial que ambos bloques negocian desde hace casi un cuarto de siglo.

El impulso que el líder brasileño Luiz Inácio Lula da Silva buscó imprimir al acuerdo alcanzado en 2019 se diluyó en los últimos seis meses. Esto se debe a protestas de agricultores europeos y la crispación causada entre productores suramericanos por el reglamento 1115 de la UE, que busca cerrar el mercado a productos vinculados con actividades de deforestación, así como por las elecciones para el Parlamento Europeo.

El mandatario paraguayo, Santiago Peña, antes de asumir la presidencia pro tempore, mostró mayor apertura hacia otros mercados. Peña reconoció en junio pasado que la negociación con la UE no avanza con la rapidez deseada y no ve condiciones para firmar el acuerdo. Las demandas y exigencias europeas en materia ambiental complicaron las discusiones.

Agricultores europeos protestaron en varios países contra mayores cargas administrativas y medidas ambientales. Los productores suramericanos, particularmente en Paraguay, se quejaron por los requisitos del reglamento 1115, que restringirá la entrada de productos que incumplan normas sobre deforestación.

Antes de concluir el semestre de su presidencia, Paraguay impulsó acercamientos con Emiratos Árabes Unidos y Japón, logrando avances significativos hacia un acuerdo de libre comercio con el país árabe.

Con Uruguay presidiendo el Mercosur, es probable que se impulse un acuerdo de comercio con China. Brasil apoya un posible acercamiento, pero de forma conjunta como bloque de integración.

Asunción (EFE).- El Mercado Común del Sur (Mercosur) celebrará el lunes una cumbre de jefes de Estado en la que Paraguay transferirá a Uruguay la presidencia rotatoria de este mecanismo, sin que se hayan logrado avances visibles con la Unión Europea (UE) para cerrar un tratado comercial que ambos bloques negocian desde hace casi un cuarto de siglo.

Por EFE

El impulso que el líder brasileño Luiz Inácio Lula da Silva buscó imprimir a la discusión para finiquitar el acuerdo alcanzado en 2019 se diluyó en los últimos seis meses.

Un semestre marcado por las protestas de agricultores europeos, la crispación que ha causado entre productores suramericanos la entrada en vigor el próximo año del reglamento 1115 de la UE -que busca cerrar ese mercado a productos vinculados con actividades de deforestación- y por las elecciones para el Parlamento Europeo, de comienzos de junio.

Antes de asumir el testigo de la presidencia pro tempore, el mandatario paraguayo, Santiago Peña, anticipó que la discusión con el Viejo Continente no era su prioridad y mostró, en cambio, mayor apertura hacia otros mercados.

“No estamos avanzando con la rapidez que quisiéramos”, reconoció en junio pasado Peña, consultado por periodistas sobre las negociaciones entre la UE y el bloque integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y más recientemente Bolivia.

El mandatario fue más allá y admitió que “genuinamente” no ve “las condiciones” para la firma del acuerdo.

La UE y el Mercosur llegaron en 2019, luego de dos décadas de acercamientos, a un acuerdo de asociación que dejó pendiente algunos aspectos técnicos que debían abordarse el año pasado.

Las discusiones se complicaron con la aparición de nuevas demandas y las exigencias europeas en materia ambiental, que para el Mercosur son “inaceptables”.

Los desacuerdos en la mesa pasaron a segundo plano cuando agricultores europeos sacaron a las calles sus tractores para protestar en contra de mayores cargas administrativas, la imposición de determinadas medidas ambientales y las importaciones de terceros países que no cumplen las normas de producción europeas.

Las movilizaciones se extendieron por Bélgica, España, Portugal, Italia o Francia, entre otros.

Del otro lado del Atlántico, los productores, en particular en países como Paraguay, se quejaron por los requisitos establecidos en el reglamento 1115, que a partir del 1 de enero de 2025 buscará restringir la entrada de productos que incumplan las normas sobre deforestación y la legislación de cada país en aspectos como el uso de suelo, por ejemplo.

La exigencia se aplicará a los importadores de los 27 países y no a los productores, según han aclarado portavoces europeos.

En el caso paraguayo, la normativa ha dividido las opiniones de los gremios de producción y algunos exigen respeto a la soberanía y a las leyes locales.

El reglamento regirá para productos locales como carne, soja, cacao, café, palma aceitera, madera y caucho.

Antes de concluir el semestre de su presidencia por tempore, Paraguay impulsó, entre otros, acercamientos con Emiratos Árabes Unidos y Japón.

El país árabe y Mercosur protagonizaron, entre el 2 y el 4 de julio, la primera ronda de negociaciones para un acuerdo de libre comercio, que tuvo como escenario la ciudad paraguaya de Luque.

Las discusiones concluyeron “con avances significativos y un panorama favorable para la firma de un eventual acuerdo”, informó la Cancillería paraguaya, que describió como “intensas” las negociaciones entre grupos técnicos de Acceso a Mercado de Bienes, Reglas de Origen, Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, Obstáculos Técnicos al Comercio y Servicios.

Con la llegada de Uruguay a la cabeza del Mercosur es probable que tome un nuevo aire la aspiración de Montevideo de avanzar hacia un acuerdo de comercio con China.

Brasil no descartó esa posibilidad, ya que se ha mostrado a favor de respaldar un posible acercamiento, pero no de forma individual sino como el bloque de integración que nació en Asunción hace ya más de tres décadas.

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