La ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, visitó el Centro de Confinamiento del Terrorismo en El Salvador y se espera un encuentro con el presidente Nayib Bukele. Autoridades destacan la seguridad en El Salvador y buscan retomar medidas similares en Argentina contra el narcotráfico. Bullrich visitó la Academia Nacional de Seguridad Pública y se reunió con autoridades locales. El país se encuentra en un régimen de excepción desde marzo de 2022 debido a la violencia atribuida a pandillas, con más de 80.000 detenciones y acusaciones de violaciones a derechos humanos.El Gobierno salvadoreño ha sido criticado por organizaciones humanitarias debido a las denuncias de detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones de corta duración. Además, se han reportado más de 300 muertes de detenidos con signos de violencia. La visita de Bullrich ha generado controversia en Argentina debido a la situación de derechos humanos en El Salvador. Se espera que las conversaciones entre Bullrich y Bukele aborden temas de seguridad y cooperación entre ambos países.
San Salvador (EFE).- La ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, visitó este domingo el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) en El Salvador, donde se espera se encuentre con el presidente salvadoreño, Nayib Bukele.
Por EFE
“Como fruto de la reunión bilateral entre el presidente Nayib Bukele y el presidente Javier Milei, le damos la bienvenida a la ministra Patricia Bullrich, al país más seguro de América Latina”, publicó en X el ministro de Seguridad salvadoreño, Gustavo Villatoro.
Agregó: “Es un verdadero placer recibirla en El Salvador, estoy seguro de que esta visita desde Argentina será enriquecedora, usted y su equipo van a poder conocer de primera mano el ‘Modelo Bukele’”.
El titular de la cartera de Seguridad publicó también una serie de fotografías en las que se observa el recorrido que realizó con Bullrich en la referida cárcel.
El Cecot, construido en una zona remota del distrito de Tecoluca, a unos 75 kilómetros al sudeste de San Salvador, tiene capacidad para 40.000 presos y actualmente alberga a unos 14.000 detenidos tras un traslado de 2.000 pandilleros a inicios de semana.
Según informaron las autoridades argentinas, Bullrich se reunirá con el presidente Bukele con miras a retomar medidas de seguridad similares a las adoptadas en El Salvador, pero contra el narcotráfico.
En su cuenta de X, Bullrich comentó que realizó una visita a la Academia Nacional de Seguridad Pública, para reunirse con su director, César Flores Murillo.
Agregó que el jefe policial le “compartió una explicación muy completa y detallada sobre la administración de la Policía y sus importantes resultados”.
“También estuve con Selvin Misael Perdomo González y Josselin Esmeralda Leonardo García, egresados de la Gendarmería Nacional Argentina, que comparten y aplican su conocimiento en la Policía de aquí. ¡Un orgullo exportar la energía, la disciplina y la lealtad de nuestra fuerza!”, añadió.
Se esperaba que Bullrich arribara al país centroamericano la noche del sábado, pero el Gobierno salvadoreño no comunicó su llegada.
EFE consultó el domingo a un enlace de prensa de la Secretaría de Comunicaciones del Gobierno si la llegada de Bullrich y su agenda se verían afectadas por la situación de emergencia en El Salvador por las fuertes lluvias, pero respondió que la visita “se mantiene”.
El Salvador se encuentra desde marzo de 2022 bajo un régimen de excepción, ampliado en 26 ocasiones en el Congreso de mayoría oficialista, tras una escalada de homicidios atribuida a las pandillas.
De acuerdo con los datos oficiales, en este contexto suman más de 80.000 las detenciones, de las que más de 7.000 personas habrían salido en libertad condicional.
El Gobierno atribuye a este régimen gran parte de la disminución de la violencia, que venía desde 2016 tras registrar, en 2015, una tasa de 103 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Las organizaciones humanitarias han recibido más de 6.000 denuncias de atropellos a derechos humanos en este contexto, principalmente por detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones de corta duración, además de denunciar la muerte de más de 300 detenidos, la mayoría con señales de violencia.