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Netanyahu bajo presión: La coalición de Gobierno israelí al borde del colapso

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El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, enfrenta múltiples desafíos que amenazan con desbaratar su coalición de Gobierno. La coalición se tambalea debido a la presión interna y externa, incluido un ultimátum del ministro Benny Gantz y la propuesta de alto el fuego de Joe Biden.

Los ministros de ultraderecha Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich amenazan con abandonar el Ejecutivo si se acuerda el fin de la guerra en Gaza, lo que podría forzar elecciones anticipadas.

Otro problema es la exención militar de los ultraortodoxos, vista como discriminatoria. Netanyahu buscará aplazar la crisis legislativa, esperando beneficios electorales si Donald Trump gana en EE.UU.

La amenaza de Benny Gantz de abandonar el Gobierno de emergencia si no se discute un plan de posguerra para Gaza añade más tensión. A pesar de todo, es improbable que una moción de censura derroque a Netanyahu, aunque podría presionar para convocar elecciones.

Jorge Dastis |

Por EFE

Jerusalén (EFE).- No es la primera vez que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, acosado en múltiples frentes, se ve ante la tesitura de tener que tomar decisiones imposibles para salvar una coalición de Gobierno que parece abocada al desastre. ¿Será la última?

El frágil equilibrio que parecía inviolable en tiempos de guerra amenaza ahora con desbaratarse inminentemente, y el ultimátum del ministro Benny Gantz, que presuntamente abandonará mañana el Gabinete de Guerra si no se debate un plan de posguerra para Gaza, es solo la punta del iceberg.

La presión internacional no amedrenta a Netanyahu, centrado en su supervivencia política

Estos son tres escenarios que podrían acabar con la coalición de Gobierno en los próximos días:

La propuesta de alto el fuego y liberación de rehenes anunciada la semana pasada por el presidente estadounidense, Joe Biden, ha caído como un jarro de agua fría sobre la coalición, cuyos socios de ultraderecha, Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, la ven como una capitulación ante Hamás.

Tanto Ben Gvir, líder del partido Poder Judío, como Smotrich, de Sionismo Religioso, han amenazado con abandonar el Ejecutivo si el Gabinete de Guerra aprueba el fin de la guerra en Gaza.

Sin embargo, no está claro que los dos ministros más ultras en la historia de Israel cumplan sus amenazas. “A ningún político le gustan las elecciones”, indica a EFE Udi Sommer, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Tel Aviv.

Si Ben Gvir y Smotrich abandonan la coalición, Netanyahu se vería obligado a convocar elecciones anticipadas al perder 14 escaños, una situación que podría beneficiar al mandatario en detrimento de los dos ministros, que ostentan un poder inédito para la ultraderecha al controlar las carteras de Seguridad Nacional y Finanzas, respectivamente.

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Más allá de las negociaciones para un alto el fuego, que dependen en gran medida de Hamás, la principal bomba de relojería en el seno de la coalición, según la politóloga Gayil Talshir, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, es la exención militar de los ultraortodoxos.

Desde la fundación del Estado de Israel, los israelíes pueden evitar el servicio militar obligatorio si estudian a tiempo completo en una escuela talmúdica (yeshivá), un asunto que ha provocado grandes divisiones en la sociedad israelí y dentro del Gobierno, especialmente con la guerra en Gaza.

La Justicia considera que la exención militar es discriminatoria, y la fiscal general, Gali Baharav-Miara, avisó a comienzos de abril al estamento militar que debe comenzar a elaborar un plan de reclutamiento para los estudiantes ultraortodoxos, tras expirar la disposición temporal que protegía la exención.

Con el objetivo de ganar algo de tiempo, Netanyahu buscará que la Knéset (Parlamento israelí) dé luz verde el lunes a la tramitación de un proyecto de ley que ya fue aprobado en una primera lectura durante un Gobierno anterior (las leyes israelíes necesitan tres lecturas para ser ratificadas), por lo que pasaría directamente a un comité y ahí podría ser reelaborado.

“Es un truco, porque toda la idea es mantener el Gobierno intacto hasta finales de julio, que es cuando empiezan las vacaciones de verano, lo que significa que el Ejecutivo aguantará hasta el otoño, por lo que las elecciones no serían hasta enero”, opinó Talshir.

Netanyahu apuesta a que, para entonces, el exmandatario estadounidense Donald Trump habrá ganado las elecciones en EE.UU., lo que le beneficiaría electoralmente (permitiendo, por ejemplo, que Israel se una al pacto de seguridad con Arabia Saudí sin hacer concesiones a los palestinos, algo que sí le reclama el actual mandatario, Joe Biden).

Talshir cree, sin embargo, que va a ser muy difícil convencer a los partidos ultraortodoxos -de los que depende la coalición de Gobierno al sumar 18 escaños-, de apoyar un voto procedimental sobre una ley de reclutamiento a la que se oponen, aunque Netanyahu les prometa que será modificada en el comité.

“Podría darse el caso de que la semana que viene o la siguiente veamos al Gobierno disolverse por esta ley”, considera la experta.

Para redondear las cosas, el ministro del Gabinete de Guerra, Benny Gantz, amenazó a mediados de mayo con abandonar el Gobierno de emergencia (al que se sumó desde la oposición tras los ataques de Hamás del 7 de octubre) si no se discute un plan de posguerra para Gaza antes de mañana, 8 de junio.

Su salida no sería suficiente para tumbar al Ejecutivo, que mantiene su mayoría parlamentaria, pero sí daría argumentos a los legisladores críticos con Netanyahu dentro de su propio partido -el ala moderada del Likud- para sumarse a una posible moción de censura de la oposición.

Con todo, Udi Sommer cree que es improbable que, por los requisitos para formar después Gobierno, una moción de censura acabe con un primer ministro de la oposición en el poder, sino que como mucho pondría presión a Netanyahu para convocar elecciones anticipadas.

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Gantz, líder del partido de centroderecha Unidad Nacional, que desde el comienzo de la guerra ha liderado las encuestas, empieza a perder altura frente a Netanyahu.

“No tiene muchas opciones, y él lo sabe. La gente le atribuye muchos grados de libertad, pero lo cierto es que está muy limitado”, opina el experto.

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