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Nieto de Pablo Escobar reveló detalles de la vida del capo en La Catedral, la prisión de lujo de la que se fugó hace 30 años

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Por Infobae

El pasado 22 de julio se cumplieron 30 años de la fuga del líder del cartel de Medellín Pablo Emilio Escobar Gaviria. ‘El Patrón’ estaba recluido en el municipio de Envigado en la cárcel conocida como La Catedral, en el marco de un acuerdo que había hecho con el presidente César Gaviria para evitar su extradición a la justicia norteamericana. El centro penitenciario de máxima seguridad después fue conocido como la ‘cárcel de máxima comodidad’, debido a los múltiples lujos que tenía Escobar quien lejos de responder ante la justicia continuaba dirigiendo su organización criminal.

Los finales de los 80 e inicios de los 90 fueron años caóticos para el país, el cual veía horrorizado como la violencia de los denominados ‘extraditables’ crecía a lo largo del territorio nacional, dichas acciones bélicas se ejecutaban solo para intimidar a los mandatarios y demostrarles que precisamente el Cartel de Medellín llegaría hasta donde fuera necesario para evitar su salida hacia los Estados Unidos y no precisamente en son de negocios.

Pablo Emilio Escobar Gaviria, ‘El Patrón’ del Cartel de Medellín y principal figura de la estructura criminal, logró un hecho sin precedentes en 1991, pues el narcotraficante se entregó a la justicia nacional supuestamente, algunos hablan de supuesto teniendo en cuenta que su lugar de destino no era precisamente un centro carcelario.

En el recuerdo de los colombianos aún hace eco el nombre de ‘La Catedral’, dentro de la idiosincrasia nacional podría atribuirse directamente a un centro de culto o peregrinación religiosa, empero, para aquel entonces, dicha referencia se convertía en el supuesto golpe a las entrañas de un cartel que presuntamente se rendía a placer del Estado, el cual celebraba como un triunfo la reclusión de Escobar.

Para finales de los 80, Colombia vivía a flor de piel el recrudecimiento de la violencia, esto, como secuela de la guerra entre carteles de la droga en el país; en un bando estaban los de Cali, su ascenso se dio de manera escalonada gracias a las empresas fachada que tenían los integrantes del mismo. Mientras tanto en Medellín se reunían las cabezas visibles del ilícito en el territorio nacional, bajo los hilos de Pablo Emilio Escobar.

Las calles del país para aquella época tenían un aroma particular, pues el olor a sangre se combinaba con la pólvora de las balas. Mientras los cartuchos se extendían por el suelo, el miedo carcomía a los ciudadanos antes un eventual atentado, pues los carteles buscaban derrocar el ideal de extradición, proceso que buscaba que los narcos purgaran sus penas en territorio americano.

Nicolas Escobar, sobrino del Pablo e hijo de Roberto Escobar, habló con el equipo periodístico de Infobae Colombia y mencionó detalles del periodo de ‘reclusión’ que tuvo el máximo líder del cartel de Medellín, indicó que el terreno donde se edifico La Catedral era propiedad de Escobar, también comentó sobre los lujos y extravagantes fiestas que tenían, del asesinato de Gerardo ‘Kiko’ Moncada y Fernando Galeano y la huida del ‘Patrón’ de su propia cárcel.

Las condiciones del ‘Patrón’ ya empezaban a ser evidentes, pues no sería fácil su llegada a La Catedral, ya que empezó a modificar los conceptos jurídicos del Estado y exigir ciertos parámetros para cumplir con la entrega. Pablo Escobar pidió que varios de los hombres que harían presencia para custodiar el penal fueran seleccionados por él, además, estos sujetos tenían que ser de origen antioqueño, tal como lo relató Alonso Salazar en su libro La Parábola de Pablo.

El día de la entrega se dispusieron dos helicópteros desde la terraza de la Gobernación de Antioquia, en uno viajaban el director nacional de Instrucción Criminal de aquel entonces, el Procurador y un hombre encargado de la fotografía para el momento, esto, según la versión de Salazar en su obra. La primera aeronave se trasladó directamente al penal de La Catedral.

Por otro lado, en el helicóptero restante volarían el médico personal del narcotraficante, el padre García Herreros y el único periodista que había sido autorizado para cubrir el momento, Luis Alirio Calle, a quien Pablo Escobar admiraba. Sin embargo, el destino de este era distinto, pues arribarían a la Loma del Tesoro entre Envigado y El Poblado, para recoger en una cancha de fútbol a Escobar, quien estaba rodeado de un centenar de sus hombres.

Ya en la cárcel se divisaban dos cordones de seguridad, uno era custodiado por el Ejército Nacional y otro por guardias del penal. Además, el lugar se demarcaba por una malla electrificada de 4000 voltios, tiempo después se supo que presuntamente el interruptor de activación estaba en la celda de Pablo Escobar.

El hijo de Roberto Escobar ‘Osito’, confirmó que el terreno donde se edificó el centro penitenciario para ‘someter’ a Pablo era del narcotraficante:

Ante el equipo periodístico de Infobae, Nicolás aclaró que no tiene ningún tipo de relación con Roberto Escobar, hermano de Pablo y quien también estuvo dentro de los “presos” que estuvieron “recluidos” en La Catedral. Nicolás que afrontaba su juventud en esa época y frecuentó el centro carcelario, recordó como era el ambiente de la denominada ‘cárcel de máxima comodidad’.

El supuesto sitio donde Escobar y sus lugartenientes debían pagar por sus crímenes se convirtió en una finca donde llegaban prestigiosas figuras, famosos futbolistas y las reinas más flamantes del momento, según indicó el sobrino de Pablo, presenció en aquel lugar media pasarela de Cartagena desfilar para los delincuentes más peligrosos del momento.

Las extravagantes fiestas y orgías fueron rumores que relacionaban a prestantes figuras nacionales como internacionales, inclusive llegaron a relacionar al astro del fútbol Maradona con una visita al recinto del cartel de Medellín, hecho que desmintió Diego Armando en el 2019 en TYC Sports.

Pero no solamente fueron figuras del deporte o modelos quienes iban a tener desenfrenadas fiestas y recibir pago a los favores hechos a ‘Patrón’, algunos miembros de la clase política también subieron a recibir sobornos incógnitamente la montaña en la que se encontraba el centro penitenciario y lugar de operaciones de Escobar.

Los lujos y extravagancias del líder del Cartel de Medellín y de su agrupación en la supuesta prisión, cada vez iban tomando más fuerza en la opinión pública, pero, como lo indicó Nicolás Escobar, desde su posición el Estado estaba actuando de manera preventiva conociendo el poder bélico que podría accionar ‘El Patrón’ con uno de sus dantescos ‘carros bomba’.

Entre el 3 y 4 de julio de 1992 ocurrió un hecho que marcaría el destino de Escobar y del Cartel de Medellín, Gerardo ‘Kiko’ Moncada y Fernando Galeano fueron asesinados en La Catedral, los socios y amigos de Pablo. Toda la confusión habría surgido por temas de dinero dentro del cartel, sin embargo, las versiones siempre han sido disparejas.

Sobre este hecho se pronunció Nicolás Escobar, quien confirmó el homicidio de los hermano Galeano y Moncada y se disculpó en exclusiva con los familiares de ellos, resaltando que este suceso fue el origen de los Perseguidos Por Pablo Escobar PEPES y el fin del cartel.

Los rumores de todo lo que pasaba dentro del supuesto penal tomaban fuerza cada día más, en este caso, desde las más altas esferas del gobierno ordenaron la incursión de las autoridades para tomar el control de la cárcel y verificar lo que estaba pasando.

Nicolás Escobar explicó que todo se dio de manera prematura, pues en el aeropuerto Olaya Herrera de la capital antioqueña, se empezó a registrar una irregular operación para Pablo Escobar, ya que habían aterrizado algunas aeronaves de las que él no tenía información. Los anillos de seguridad del Cartel de Medellín alertaron que había más militares de lo normal y estaban ascendiendo varios camiones del Ejército hacia la montaña.

La noche del 21 de julio de 1992 estuvo colmada de incertidumbre, pues según el relato del sobrino de Escobar, recibió una llamada y desde La Catedral “cambiaron luces”, es decir que encendieron y apagaron los focos de alta potencia, esto en modo de señal.

El sobrino de Pablo tenía un telescopio que alcanzaba a divisar plenamente la cárcel, igualmente, había uno de estos en el reclusorio, pues eran fundamentales. En puntos estratégicos de Medellín había puntos cardinales que estaban identificados por todo el Cartel y servían para facilitar la comunicación.

El plan de fuga ya estaba premeditado, por lo tanto, Nicolás Escobar ya sabía lo que debía hacer tan pronto recibiera señales, llamó a la familia y les dijo que “los muchachos” ya habían salido. A su vez, se comunicó con los medios de comunicación e informó que el narco se encontraba en un túnel dentro de la cárcel con suficiente agua y suficiente comida, empero, esto era mentira, pues lo único que buscaba era que las autoridades se dirigieran en su totalidad a La Catedral y desarticular los anillos de seguridad con el fin de librar el camino de su tío, quien rompió un tabique de yeso y salió de la zona de incidencia.

Pablo Escobar salió con sus hombres hacia una ‘caleta’ que había en Medellín y estaba siendo esperado por su familia. La madre de Escobar ya había dispuesto de comida y prendas para los fugados, alimentos que fueron recogidos por Nicolás Escobar, finiquitando uno de los golpes más grandes a la justicia del país.

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