La inteligencia de las personas se cuantifica con pruebas que miden el coeficiente intelectual (CI), algo que los especialistas han diferenciado de la personalidad, que se evalúa con métodos subjetivos, a través de cuestionarios. Pero ¿hay rasgos de la personalidad que denotan inteligencia? La respuesta es simplemente, sí.
Las pruebas de CI que se han usado durante décadas están siendo cuestionadas por expertos desde hace tiempo porque presentan “fallas fundamentales”, según una investigación publicada en la revista Neuron, ya que ignoran “la compleja naturaleza del intelecto humano con todos sus distintos componentes”, dijo el doctor Adam Hampshire del Instituto de Cerebro y Mente de la Universidad Western en Ontario, Canadá, autor de ese estudio, que buscó determinar si realmente se pueden medir las capacidades cognitivas de una persona con un solo factor. El trabajo concluyó que no hay una sola medida, como el CI, capaz de captar toda la inteligencia de las personas.
Ya el psicólogo estadounidense Daniel Goleman, cuando publicó su famoso libro Inteligencia Emocional, en 1995, miró la capacidad intelectual de las personas desde otro ángulo. En ese trabajo describió cinco componentes de la inteligencia emocional: autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía y habilidad social.
Esto último aporta una idea de lo interrelacionadas que están la personalidad y la inteligencia, pero ¿qué rasgos del carácter podrían indicar que una persona es inteligente?
“La personalidad es muy importante, pero muy diferente para comprender, evaluar o comprender”, dijo Yoav Ganzach, decano de la Escuela de Negocios del Colegio Académico de Tel Aviv-Yaffo en Israel a Newsweek. “Con inteligencia, no hay duda al respecto, si alguien tiene éxito en una prueba de inteligencia, es inteligente”.
Los expertos coinciden que existen algunos rasgos del carácter que están más vinculados con la inteligencia, pero no hay un acuerdo entre ellos respecto de cómo interactúan.
Los psicólogos suelen definir la personalidad según cinco “dominios”: apertura a la experiencia, escrupulosidad (en el sentido de rectitud), extroversión, amabilidad y neuroticismo, cada uno de los cuales se puede dividir en una variedad de características.
El profesor de psicología de la Universidad de Minnesota Colin DeYoung dijo que la apertura es el aspecto más habitualmente relacionado con la inteligencia. Cuando se describe a una persona como inteligente o brillante esto se vincula con el intelecto, pero también la imaginación, la creatividad y los intereses artísticos tienen una dimensión más amplia. “Abarca a personas más intelectuales, interesadas en ideas abstractas, pero también a personas más interesadas en el arte o la experiencia perceptiva”, dijo.
Otros rasgos de la personalidad como la intelectualidad, la confianza en las propias habilidades y el interés por conceptos abstractos están relacionados con el CI, es decir con lo que habitualmente conocemos por inteligencia, aseguró DeYoung.
Pero la inteligencia también se conecta con la empatía y la compasión, agregó el experto. Y lo explicó de esta manera: las personas que simpatizan más con el punto de vista y los sentimientos de los demás, es decir que son capaces de ponerse en el lugar de otra persona, tienen una forma más compleja de ver el mundo.
Como se mencionó antes, la apertura es el rasgo del carácter que se relaciona mayormente con la inteligencia. DeYoung y Ganzach coincidieron en que la escrupulosidad, en el sentido de rectitud y esfuerzo, es otra característica que con más frecuencia se relaciona con la inteligencia.
Ganzach se refiere a este rasgo como “valor” o “perseverancia”. Se trata de características de personalidad que suelen verse en personas consideradas exitosas. En una investigación el especialista israelí sugirió que la inteligencia es más importante cuando se trata del éxito. La confianza en uno mismo y la autoestima tienen vínculos importantes con la inteligencia, aseguró, “posiblemente porque las personas inteligentes tienen más éxito en la vida y sienten que tienen más control”.
DeYoung también reconoció las contradicciones que existen entre la escrupulosidad o la perseverancia y la inteligencia. “Una de las cosas que la gente ha descubierto al estudiar el desempeño académico o laboral es que los dos mejores predictores son la inteligencia y la conciencia”, dijo. “Es algo intuitivo: o trabajas muy duro o eres muy inteligente y alguna combinación de los dos es óptima. Pero algo que se ha encontrado en algunos estudios es que podría haber una correlación negativa con la escrupulosidad. Si no eres tan inteligente, es posible que seas propenso a ser más organizado para compensar eso”.
Luego también existe en estas cuestiones un factor genético y otro ambiental. Ambos especialistas consideraron que el entorno de las personas, como por ejemplo la posibilidad de viajar o vivir en el extranjero pueden predisponer a una mayor apertura a nuevas experiencias y a su vez esto es posible que afecte positivamente su inteligencia. Otro componente muy importante es la educación. Se trata de uno de los aspectos ambientales más importantes de la inteligencia.
Como conclusión, agregó DeYoung, ni la personalidad ni la inteligencia deben verse como estáticas. “Los rasgos de personalidad cambian a lo largo de la vida de las personas”, dijo el experto estadounidense. “No fácil o dramáticamente, pero pueden cambiar”.