El Banco Mundial advirtió que los países en desarrollo destinaron un récord de 1,4 billones de dólares en 2023 para el pago de su deuda externa, con los costos de intereses en su nivel más alto en dos décadas. El último International Debt Report revela que los costos del servicio de la deuda han alcanzado entre el 3,5 y el 4 % del ingreso nacional bruto, el mayor en 17 años. Los pagos de intereses aumentaron un tercio, limitando presupuestos en salud, educación y medio ambiente, afectando el crecimiento a largo plazo.
La presión financiera es mayor en países pobres y vulnerables, especialmente los que reciben financiamiento de la Asociación Internacional de Fomento (AIF). En 2023, estos países pagaron 96.200 millones en el servicio de deuda, con costos de intereses elevándose a 34.600 millones, un récord. Los pagos de intereses representan casi el 6 % de sus ingresos de exportación.
El Banco Mundial se preocupa por países de bajos ingresos como Afganistán y Siria, donde la deuda gubernamental ha pasado del 35 % del PIB en 2011 a más del 70 % en 2023, reflejando un sistema de financiamiento defectuoso.
Washington (EFE).- El Banco Mundial alertó este martes de que los países en desarrollo destinaron la cifra récord de 1,4 billones de dólares en 2023 para pagar su deuda externa y que los costos de los intereses llegaron al nivel más alto de las últimas dos décadas.
Por EFE
La institución publicó su último International Debt Report (Informe sobre la deuda internacional), en el que calcula que los costos totales del servicio de la deuda de los países de ingresos bajos y medios han alcanzado el máximo histórico mencionado de 1,4 billones en 2023, entre el 3,5 y el 4 % de su ingreso nacional bruto, el máximo en 17 años.
Los pagos de los intereses aumentaron casi un tercio hasta alcanzar los 406.000 millones de dólares, lo que redujo los presupuestos de muchos países para áreas críticas como la salud, la educación y el medio ambiente, asegura el Banco Mundial.
“Debido a los presupuestos limitados, a las altas tasas de interés y a los altos niveles de deuda, se están desviando recursos de áreas críticas como la educación, la salud y la infraestructura, y esto va a perjudicar las perspectivas de crecimiento a largo plazo, que ya se están debilitando”, apuntó en una conversación con medios Indermit Gill, economista jefe del Grupo Banco Mundial.
Según muestran los datos, la presión financiera fue más intensa en los países más pobres y vulnerables, es decir, aquellos que reúnen los requisitos para recibir financiamiento de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), institución que forma parte del Banco Mundial.
En 2023, estos países pagaron 96.200 millones para cubrir el servicio de su deuda, “un monto sin precedentes” y, aunque los reembolsos del capital disminuyeron casi un 8 % hasta los 61.600 millones, los costos de los intereses se elevaron a un máximo histórico de 34.600 millones, cuatro veces el valor que tenían hace una década.
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En promedio, los pagos de intereses de los países clientes de la AIF equivalen ahora a casi el 6 % de sus ingresos de exportación, un nivel que no se registraba desde 1999, aunque en algunos países la proporción llega al 38 %.
En este contexto, señaló Gill, el Banco Mundial y otros bancos multilaterales de desarrollo “han comenzado a desempeñar un papel para el que no fueron diseñados” ya que “están actuando como prestamistas de última instancia”.
“Están utilizando la escasa financiación a largo plazo para el desarrollo para compensar las enormes salidas de fondos de los demás acreedores, que se están retirando de esos países”, apuntó.
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Los países que más le preocupan a la institución de Bretton Woods son los de bajos ingresos, un grupo de 26 países que tienen ingresos per cápita inferiores a 1.400 dólares o unos 120 dólares al mes y que equivalen a unos 900 millones de habitantes.
En esta lista están naciones como Afganistán, Yemen, Siria, Corea del Norte, Etiopía o Chad.
Si se observan las proporciones de deuda gubernamental con respecto al PIB, estas eran aproximadamente del 35 % en 2011, mientras que en 2023 la proporción se ha duplicado a más del 70 %, apuntó Gill, una situación que “es reflejo de un sistema de financiamiento defectuoso”.
En la última edición del International Debt Report se ponen de relieve las principales conclusiones extraídas de la Estadísticas de la Deuda Internacional del Banco Mundial, una base de datos sobre la deuda externa de los países en desarrollo.