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Política

Escándalo en Venezuela: Gobierno de Maduro atenta contra prensa independiente

El 3 de agosto de 1943 arrancó un sueño que tenía Henrique Otero Vizcarrondo, industrial que compró una rotativa en plena Segunda Guerra Mundial y fundó El Nacional junto con Miguel Otero Silva, periodista destacado. El uso de plataformas digitales y redes sociales ha permitido mantener la comunicación constante con los lectores, rompiendo barreras de censura y ampliando su alcance global.

El Nacional se convirtió en un gran periódico de la democracia, modernidad y lucha por derechos humanos, resistiendo dictaduras y crisis en Venezuela. Su cobertura fue crucial durante el golpe de Estado de 1958 que derrocó a Pérez Jiménez.

En 2018, lanzó su plataforma digital, marcando un punto decisivo. La estrategia incluye contenido multimedia y relaciones con la audiencia a través de redes sociales, permitiendo feedback constante. Sin embargo, en mayo de 2021, Diosdado Cabello se apropió ilegalmente de la sede del periódico, dentro de un fallo judicial criticado internacionalmente.

Desde su fundación, El Nacional ha enfrentado intentos de censura y represión, incluso la demanda por difamación de Cabello. A pesar de todo, ha jugado un rol crucial en la narrativa y análisis de eventos clave en Venezuela.

El Nacional ha demostrado capacidad para adaptarse y evolucionar. Su transición al formato digital en 2018 permitió continuar su labor informativa y alcanzar un público más amplio. El régimen del chavismo-madurista intensificó la presión, pero el periódico resistió.

En su 81 aniversario, El Nacional reafirma su compromiso con la verdad, la democracia y la libertad de expresión, siendo un testimonio de resistencia y adaptación en el periodismo venezolano.

«El 3 de agosto de 1943 arrancó un sueño que tenía Henrique Otero Vizcarrondo, mi abuelo, que era un industrial. Compró una rotativa en medio de la segunda guerra mundial y la trajo sorteando los submarinos alemanes y fundó El Nacional junto con Miguel Otero Silva, mi padre, que era un gran periodista», recuerda Miguel Henrique Otero, presidente editor de este diario.

El uso de plataformas digitales y redes sociales ha permitido mantener un canal de comunicación constante con nuestros lectores, rompiendo las barreras impuestas por la censura y ampliando su alcance a una audiencia global.

«Este periódico se convirtió con el tiempo en el gran periódico de la democracia, de las ideas modernas, de los cambios, de las luchas por las libertades y los derechos humanos y de las luchas contra las injusticias. Sorteando dictaduras, crisis de todo tipo y los problemas que ha tenido Venezuela durante tanto tiempo», expresa Otero.

Uno de los hitos más relevantes en la historia de El Nacional fue su cobertura durante el golpe de Estado de 1958, que resultó en la caída de Pérez Jiménez. Su labor informativa, en un contexto de represión y censura, fue crucial para mantener a la ciudadanía informada y movilizada.

El lanzamiento de la plataforma digital en 2018 marcó un punto decisivo.

Por El Nacional

El Nacional ha adoptado además una estrategia digital que incluye la publicación de contenido multimedia, desde videos, fotografías, análisis e infografías que permiten a los lectores explorar las noticias de manera más amigable. Además, la interacción con la audiencia a través de las redes sociales ha permitido un feedback constante, adaptándose mejor a las necesidades y expectativas de los lectores.

El Nacional ha sido víctima de un ataque directo a su infraestructura. En mayo de 2021, Diosdado Cabello, una de las figuras más poderosas del régimen, se apropió ilegalmente de la sede del periódico en Caracas.

El fallo judicial, ampliamente criticado por organizaciones internacionales de derechos humanos, fue visto como un ataque más al periodismo independiente en Venezuela.

El Nacional no ha estado exento de las embestidas del poder. A lo largo de su historia, ha enfrentado múltiples intentos de censura y represión.

Durante este período, El Nacional sufrió constantes ataques a su libertad editorial.

La apropiación de la sede fue el resultado de una demanda por supuesta difamación interpuesta por Cabello, quien reclamó una indemnización multimillonaria.

Desde su fundación, ha jugado un rol clave en la narración y análisis de eventos que han definido el devenir de Venezuela.

Este acto de despojo no solo representó un golpe material, sino también un intento de silenciar una de las voces críticas que aún resisten en el panorama mediático venezolano.

Pese a los desafíos, El Nacional ha demostrado una capacidad notable para adaptarse y evolucionar.

Desde entonces, El Nacional ha expandido su presencia en línea, utilizando además las redes sociales y otros medios digitales para llegar a un público más amplio y diverso.

En las décadas de 1980 y 1990 continuó su misión de informar con rigurosidad y compromiso. Su cobertura de los intentos de golpe de Estado en 1992 y el proceso de consolidación democrática que siguió fueron fundamentales para el entendimiento público de estos hechos.

Este período consolidó la reputación del periódico como defensor de la libertad y la justicia.

«En el régimen del chavismo-madurista el enfrentamiento ha sido total. El Nacional ha resistido. Primero le impidieron el suministro de papel, luego fue bloqueado por órdenes del régimen a través de las telefónicas, que tienen los proveedores de internet, y, al mismo tiempo, fueron confiscadas las instalaciones y dictaron medidas contra los directivos del periódico«, afirma Otero.

Concluye que, en esta lucha por la democracia, las injusticias, las violaciones de derechos humanos y la tragedia que vive Venezuela, volverá a ser el periódico de siempre.

A lo largo de estas más de ocho décadas, ha sido testigo y partícipe de momentos cruciales en la historia del país, consolidándose como un pilar fundamental del periodismo venezolano.

«Pero El Nacional sigue, y sigue con gran fuerza. El Nacional es una plataforma web reconocida en el mundo entero como la referencia mediática de Venezuela, con un gran tráfico y una imagen importante, con una marca reconocida en el mundo entero», añade.

La presión se intensificó en la última década, culminando con la salida de circulación de su versión impresa en 2018, una decisión forzada por las restricciones gubernamentales y la falta de insumos básicos como el papel.

«El Nacional está ante una crisis que pareciera el terminar del régimen, y esperando que, en el momento que cambie, pueda regresar inmediatamente a ser el periódico de antes, entendiendo las diferencias del país que vamos a encontrarnos. Regresar a El Nacional impreso es la meta fundamental en el proceso de cambio y los venezolanos tendrán un diario como lo han tenido siempre, que llega a todos los rincones del país, que cubre todas las noticias», afirma el presidente editor.

La transición al formato digital no solo permitió la continuidad de nuestra labor informativa, sino que también nos abrió nuevas puertas hacia un periodismo más ágil e interactivo, adaptándose a las demandas de la audiencia.

La llegada de Hugo Chávez al poder en 1999 marcó el comienzo de una nueva etapa de desafíos para la prensa libre en Venezuela, con El Nacional a la vanguardia de la resistencia informativa.

Periodistas y directivos fueron objeto de persecución y amenazas, y el periódico enfrentó numerosas demandas judiciales con la intención de dinamitar su capacidad. Sin embargo, el periódico encontró una nueva oportunidad para reinventarse.

Durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, se erigió como una voz de resistencia, denunció las injusticias y abogó por el retorno a la democracia.

El Nacional celebra este sábado su 81 aniversario, una trayectoria marcada por su firme compromiso con la democracia, la libertad de expresión y la búsqueda incansable de la verdad en Venezuela.

En épocas más recientes, mantiene compromiso con la verdad e informa de manera objetiva sobre la crisis política, económica y social que ha golpeado al país.

En este 81 aniversario, El Nacional reafirma su compromiso con la verdad, la democracia y la libertad de expresión.

Su historia es un testimonio de resistencia y adaptación, una muestra de que el periodismo libre y valiente siempre florecerá.

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