El ministro boliviano de Gobierno, Eduardo del Castillo, aseguró que la intención del destituido comandante del Ejército, Juan José Zúñiga, fue “tomar el mando” del país y que el intento de “golpe de Estado” no fue un simulacro.
Del Castillo presentó públicamente a Zúñiga ante los medios tras su arresto y lo calificó como un “delincuente” que intentó derrocar al presidente democráticamente electo, Luis Arce. Según el ministro, Zúñiga pretendía convertirse en capitán general de las Fuerzas Armadas.
El ministro también presentó al destituido comandante de la Armada, el vicealmirante Juan Arnez, quien supuestamente colaboró en el intento de golpe. Del Castillo afirmó que no actuaron solos y que hay otras personas identificadas en la conspiración.
El ministro destacó un “manejo político” en los hechos, señalando que algunos sectores ya habían anunciado protestas esta semana, y que Zúñiga buscaba apoyo popular. El Gobierno hará todos los esfuerzos para que Zúñiga y Arnez sean sentenciados por alzamiento armado, atentado contra el presidente y destrucción de bienes públicos y privados, evaluando también otros posibles delitos.
Del Castillo remarcó que el golpe no se consumó gracias al compromiso y la memoria del pueblo boliviano. La población se alarmó cuando tanques y militares irrumpieron en la sede del Gobierno bajo el mando de Zúñiga. El presidente Arce denunció que se gestaba un intento de golpe. Durante la ocupación, Zúñiga afirmó que buscaba “reestructurar la democracia” y liberar a los que consideraba “presos políticos”.
Minutos después, Zúñiga y sus tropas armadas se retiraron de la Plaza Murillo tras la orden de repliegue de Arce. Con los militares replegados, los seguidores de Arce celebraron frente a la sede presidencial por haber resistido el intento de golpe. Zúñiga fue detenido al final del día tras una orden de aprehensión fiscal en su contra.
La Paz (EFE).- El ministro boliviano de Gobierno (Interior), Eduardo del Castillo, aseguró que la intención del destituido comandante del Ejército Juan José Zúñiga era “tomar el mando” del país y que el intento de “golpe de Estado” que se produjo “no fue un simulacro”.
Por EFE
Del Castillo, que presentó públicamente a Zúñiga ante los medios después de su arresto, se refirió al jefe militar destituido como un “delincuente” que buscó “derrocar a una autoridad (Luis Arce) democráticamente electa”.
“A lo que apuntaba Zúñiga era tomar el mando de nuestro país, convertirse en capitán general de las Fuerzas Armadas”, manifestó.
Asimismo, el ministro presentó al destituido comandante de la Armada el vicealmirante Juan Arnez, quien se presume colaboró y participó en la toma militar de esta jornada.
“Estas dos únicas personas no actuaron solas, no fueron dos personas que planificaron y conspiraron para derrocar a un Gobierno democráticamente electo (…) hay otras personas identificadas”, afirmó Del Castillo.
Señaló que en estos hechos hubo un “manejo político”, ya que para esta semana algunos sectores ya habían anunciado protestas y Zúñiga buscaba “conseguir apoyo popular”.
El ministro sostuvo que el Gobierno hará “todos los esfuerzos” para que Zúñiga y Arnez “sean sentenciados por alzamiento armado, atentado contra el presidente y destrucción de bienes públicos y privados”, aunque también se analizará si corresponde una acusación por otros delitos.
“El golpe de Estado no ha logrado consumarse gracias al compromiso y la memoria fresca que tiene el pueblo boliviano”, remarcó Del Castillo.
El temor se apoderó de la población después de que tanques y militares fuertemente armados irrumpieron en la sede del Gobierno de Bolivia bajo el mando de Zúñiga.
El presidente boliviano, Luis Arce, denunció que se gestaba un “intento de golpe de Estado”.
Durante la ocupación militar, Zúñiga dijo que buscaba “reestructurar la democracia” y que la primera medida que tomaría sería la liberación de los que consideró “presos políticos”.
Minutos más tarde, Zúñiga y sus tropas armadas se retiraron de la Plaza Murillo, en el centro de la ciudad, después que el presidente Arce relevara a los comandantes de las Fuerzas Armadas y le ordenara “replegarse”.
Con los militares replegados, los funcionarios y seguidores del presidente Luis Arce se congregaron frente a la sede presidencial, en donde celebraron que resistieron el “intento de golpe de Estado”.
Al final del día, a Zúñiga se le detuvo después de que la Policía ejecutara una orden de aprehensión fiscal en su contra.