Tras 13 meses en el poder, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, tuvo que afrontar un intento de destitución y una crisis que dejó millonarias pérdidas para el Estado. El empresario que logró, en su tercer intento, entrar al Palacio de Carondelet, la sede del gobierno ecuatoriano, dio su primera entrevista exclusiva a Infobae luego de que que finalizara la crisis social que asedió al Ecuador por casi 20 días.
Lasso, un político de derecha, mencionó su intención de trabajar con el nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, aunque no compartan la misma línea ideológica. Además, se refirió a los acuerdos comerciales que busca concretar y a la lucha contra el narcotráfico, cuyos costos, dijo, deberán compartirse con Estados Unidos.
El mandatario ecuatoriano recibió a Infobae en el salón amarillo del Palacio de Carondelet, en el centro histórico de Quito.
—Ecuador experimentó protestas que paralizaron al país por 18 días y que terminaron gracias a la firma de un acta de acuerdos entre el gobierno y el movimiento indígena, ¿cuáles son las lecciones aprendidas luego del paro nacional?
—Yo quisiera primero hacer un corto análisis, que yo llamaría “separando la paja del trigo”. ¿Qué es el trigo? El trigo son las causas justas de los pueblos y nacionalidades indígenas y también campesinos del Ecuador. Cuando digo pueblos y nacionalidades indígenas me refiero a la ruralidad en la Sierra Central del Ecuador y a los campesinos de la costa.
Yo creo que hay causas justas, reclamos justos, de atención, puesto que en los últimos 40 años en el Ecuador ha predominado una visión de desarrollo urbano postergando el desarrollo rural y campesino. Entonces hay reclamos en cuanto agua, educación intercultural bilingüe, salud más cercana a las poblaciones rurales, obras de infraestructura como caminos vecinales. Creo que son causas justas, las reconozco como tales y he venido planteando eso desde hace ya algunos años en mi plan de gobierno. Ese es el trigo. ¿Dónde está la paja? La paja está en fabricar una protesta violenta con fines políticos para derrocar a un gobierno legalmente constituido.
Esta es una alianza con el correísmo y en esta alianza participa un tercer actor, que es el que pone el dinero para las protestas, que habrán costado cerca de USD 15 millones durante 18 días. Este actor es el narcotráfico en el Ecuador. Esa es la paja. Ese es el accionar político de un ex presidente sentenciado por corrupción, que vive prófugo en Bélgica, que busca alterar el orden público, aliado con determinados líderes políticos que utilizan a los indígenas como una suerte de parapeto para decir ‘esto es una protesta social’.
UNES (Unión por la Esperanza), el partido o los asambleístas de (Rafael) Correa en la Asamblea Nacional plantearon la aplicación del artículo 130 de la Constitución que no es sino un juicio político contra el Presidente de la República buscando su destitución. No lo lograron porque no obtuvieron 92 votos, que son los dos tercios de la Asamblea Nacional. Apenas alcanzaron 80 votos. En segundo lugar, la acción en las calles coordinada entre el señor (Leonidas) Iza y el señor Correa buscaban la desestabilización del país. Se ha firmado un acta de paz con la mediación de la Iglesia Católica que ha actuado de una manera muy generosa con el Ecuador. Desde hoy comienzan diálogos para tocar cada uno de los 10 puntos planteados por la Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador).
—Usted se ha referido a esos intentos por destituirlo, por convocar a elecciones anticipadas impulsada por la bancada opositora. También se ha referido a Rafael Correa, quien de forma pública ha dicho que al no conseguir los votos en la Asamblea habrá que optar por la revocatoria del mandato. En este escenario, ¿Cómo va a lidiar su gobierno para poder administrar sin estas presiones de la oposición?
—En primer lugar el artículo 130 de la Constitución se aplica una sola vez durante el mandato, ya lo aplicaron y fracasaron y ya no lo pueden volver a aplicar. En segundo lugar, (gobernaremos) trabajando con el pueblo, trabajando con las comunidades, trabajando en los barrios, trabajando en las calles.
En nuestro primer año de gobierno logramos importantes objetivos. Salvamos la vida de 18 millones de ecuatorianos a través de un proceso de vacunación exitoso que fue reconocido a nivel mundial. Veo todavía algunos países que anuncian recién la vacunación de niños, nosotros estamos vacunando a los niños desde los 3 años de edad desde hace más de cuatro o cinco meses. Hemos logrado poner en orden la economía. Recibimos un país con un déficit fiscal equivalente a 7 puntos del PIB y logramos en siete meses de gestión del año 2021 reducir ese déficit a 4 puntos del PIB. Proyectamos en 2022 un déficit de 2 puntos del Producto Interno Bruto, lo cual es un avance importante, poner la casa en orden.
En el año 2021 tuvimos la inflación más baja de América Latina y aún en este mes de junio impactado por el paro de 18 días, tenemos la inflación más baja de América Latina. Se han alcanzado logros importantes en el campo social, desde el primer día de gestión de nuestro gobierno creamos la Secretaría de lucha contra la desnutrición infantil. Esto es muy importante porque los indicadores de desnutrición crónica infantil en el Ecuador son los más altos de la región, con un promedio de un 29% e impacta fundamentalmente a los niños de la sierra central, fundamentalmente niños de familias indígenas donde los promedios pasan del 34%.
Hemos comenzado también con créditos a la base de la pirámide productiva a los microempresarios al 1% de interés a 30 años plazo. Esto no existe en ningún lugar del mundo porque se trata de un subsidio a la base de la pirámide productiva y también trabajamos en la lucha contra la Violencia contra la Mujer. Hemos trabajado en el fortalecimiento institucional o más bien en crear institucionalidad para el SNAI (Servicio Nacional de Atención Integral) que es la institución a cargo del sistema penitenciario en Ecuador
—Usted ha mencionado la desnutrición infantil como una de las intenciones que tiene su gobierno de mejorar la condición de vida de muchos menores, pero ¿Cuáles serían las acciones concretas para lograr que la ruralidad y el campo sean estas prioridades nacionales de las que usted ha hablado?
—Vamos a trabajar en varios objetivos, no es un uno solo. El objetivo de trabajar en el campo es transversal y toca aspectos como el agua: el agua para riego y el agua potable para consumir.
En el primer año de mi gobierno financiamos el proyecto Chiquicagua que es en uno de los páramos entre la provincia de Tungurahua y Chimborazo que va a beneficiar a más de 26.000 familias que viven en la zona. Hemos invertido cerca de USD 2.000 millones en proyectos de sanitarios de agua potable y servicios sanitarios, eso lo vamos a ir desarrollando durante estos tres años.
También en materia de escuelas rurales: el gobierno de Correa cerró 5.000 escuelas rurales causando un problema para la familia que vive en el campo y la ruralidad. En los primeros siete meses de nuestro gobierno hasta el mes de diciembre del año 2021, hemos abierto 100 escuelas rurales y nos hemos planteado durante los cuatro años de gobierno abrir por lo menos 1.000 escuelas rurales.
—Colombia tiene un nuevo presidente cuya ideología está más alineada a Nicolás Maduro y a la política de Miraflores en Venezuela: ¿Cómo serán las relaciones bilaterales con Gustavo Petro, sobre todo en materia de migración, seguridad y lucha contra el narcotráfico?
—Yo quiero expresar mi respeto por la decisión del pueblo colombiano. Gustavo Petro ha sido elegido por la mayoría del pueblo colombiano y me tocará trabajar con él. Las relaciones entre Ecuador y Colombia han sido tradicionalmente excelentes, de una integración permanente y constante en los campos que usted plantea y también en el área de comercio.
He conversado por teléfono con el presidente electo de Colombia y lo he invitado a visitar el Ecuador para poder conversar sobre la agenda bilateral. De no darse esta visita tendré el gusto de conocerlo el día de la transmisión de mando para poder conversar sobre estos temas.
—Considerando el giro político que existe en la región hacia proyectos de izquierda o más vinculados al socialismo del siglo XXI, ¿Cómo se posiciona Ecuador como proyecto político en Latinoamérica?
—Ecuador es un país democrático, es un país que busca la prosperidad en libertad, que busca la libertad de expresión, las libertades individuales, libertades para emprender, libertad para estudiar, libertad en todos los campos y en todos los ámbitos. Yo espero conocer a Gustavo Petro personalmente para poder conversar sobre la agenda bilateral entre Ecuador y Colombia y estoy seguro de que estas buenas relaciones van a continuar por el camino que han transitado durante las últimas décadas.
—Señor presidente, hay un caso que en ese momento preocupa a los gobiernos democráticos de Latinoamérica, es el caso del avión venezolano-iraní que está varado en un aeropuerto de Buenos Aires. La preocupación recae sobre la tripulación de este avión porque hay personas que están vinculadas al grupo terrorista Hezbollah. Esta semana el canciller Juan Carlos Holguín dijo que parte de esta tripulación estuvo en Ecuador en el pasado y que hay una investigación de los servicios de inteligencia ecuatorianos sobre las intenciones de estas personas que llegaron acá. ¿Cuál debería ser la reacción de los gobiernos democráticos del hemisferio frente a las influencias iraníes y Hezbollah en Latinoamérica?
—Yo diría que la reacción de todos los gobiernos democráticos de América Latina y en particular del Ecuador será de rechazar toda injerencia internacional sobre todo cuando esa injerencia tiene propósitos violentos o de alterar el orden público o el sistema democrático.
—Usted se ha referido a sus logros en materia macroeconómica, pero cuando se trasladan estos logros al ciudadano común, éste demanda que la economía en sus hogares mejore: ¿habrá nuevas líneas de acción en materia económica con el ministro de finanzas? ¿Cuáles son los planes?
—El plan económico no cambia. El plan económico es decidido por el Presidente de la República. Es el Plan Económico del Gobierno que tengo el honor de presidir y eso no cambia. Lo que vamos a hacer es ponerle un acento fundamental en ver de qué manera acelerada podemos hacerles recibir a las familias ecuatorianas el impacto positivo de haber puesto en orden las cuentas fiscales.
Yo creo que el objetivo de la consolidación fiscal es un objetivo permanente del gobierno, nada más ahora veremos la manera de cómo llegar a la calle y hacia las casas de las familias ecuatorianas con los beneficios que hemos logrado durante el primer año de gobierno al haber puesto en orden la economía.
Se preveía para el año 2021 un crecimiento del 2,8% y mi gobierno logró influir en las variables macroeconómicas para que ese crecimiento económico llegue al 4,2%. Para este año, lastimosamente, el paro (nacional) nos alteró un poco las proyecciones, porque las pérdidas llegaron a cerca de USD 1.000 millones para la sociedad ecuatoriana. Sólo en producción petrolera causaron una pérdida de USD 250 millones. Tenemos que recuperar ese tiempo perdido y vamos a plantearnos metas realistas que nos permitan compartir estos beneficios de la macroeconomía con la economía de la familia ecuatoriana.
—Su gobierno ha dicho que quiere firmar al menos 12 acuerdos hasta finalizar el periodo. Uno de los más importantes es el acuerdo comercial con México para la incorporación del Ecuador a la Alianza del Pacífico: ¿Cuándo espera Ecuador suscribir el acuerdo comercial?
—Las negociaciones prácticamente concluyeron o llegaron hasta un 99% de todos los temas a negociar hace aproximadamente un mes. He hablado con el presidente Andrés Manuel López Obrador y ha comprometido su apoyo y su ayuda al Ecuador para suscribir este acuerdo de libre comercio con México que es una condición fundamental para el ingreso del Ecuador a la Alianza del Pacífico. Acabo de enviarle una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador pidiéndole que aceleremos el proceso a efectos de que Ecuador pueda ingresar lo más pronto posible a la Alianza del Pacífico.
También en la Cumbre (de las Américas) de Los Ángeles tuve la oportunidad de hablar personalmente con el presidente Joe Biden y le he dicho que Ecuador es el único país en la costa del Pacífico en América que no tiene un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Él ha ofrecido algunos caminos y alternativas que logren, de alguna forma, incluir al Ecuador bajo esta visión de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
También hemos iniciado negociaciones con China. Estamos iniciando con Corea del Sur, con Japón, con Canadá. En la Cumbre de las Américas tuve la oportunidad de conocer y conversar con el nuevo presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, y hemos acordado iniciar un proceso rápido de negociación de un acuerdo de libre comercio, lo propio con Panamá.
Así que el Ecuador está abierto al mundo. Es fundamental la integración al mundo. Es la forma de conseguir mayor comercio, mayor producto ecuatoriano en el mundo es mayor empleo en el Ecuador y mayor inversión del mundo en el Ecuador es mayor empleo para el Ecuador. Ese es el objetivo de una de las políticas fundamentales de nuestro programa económico, la apertura hacia el mundo y la suscripción de acuerdos de libre comercio.
—Antes de finalizar, un tema importante es la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sobre todo con el apoyo de Estados Unidos y de Israel para combatirlo: ¿Cómo se están preparando las acciones para esta lucha?
—En la Cumbre de las Américas ese también fue tema de conversación con el presidente Biden el apoyo que requiere Ecuador de los Estados Unidos porque la lucha contra el narcotráfico la damos para proteger a nuestros niños y a nuestros jóvenes, pero también resultan protegidos niños y jóvenes de Estados Unidos y de Europa. Por lo tanto, lo que le he dicho al presidente Biden es que tenemos que compartir la factura porque un país pequeño y con escasos recursos como el Ecuador no puede asumir todo el coste económico que implica la lucha contra el narcotráfico que debemos darla y la vamos a continuar.
En el primer año de mi gobierno se incautaron 300 toneladas de droga cuando el promedio en los últimos cinco o diez años ha sido de 50 o 60 toneladas de droga y esto es lo que le ha dolido en el bolsillo a aquellos narcotraficantes que, vinculados con la política ecuatoriana, han querido desestabilizar la democracia del Ecuador. Por eso, con mayor razón, debemos mantener nuestro norte fijo en la lucha contra las drogas.