Dos alumnas de la Universidad Tsinghua, una de las más prestigiosas en China, fueron amonestadas por repartir banderas del arcoiris, que simboliza a la comunidad LGBT+, en un episodio que vuelva a reflejar la creciente hostilidad del régimen de Xi Jinping a las minorías sexuales y de género.
Una de las estudiantes sancionadas, de nombre Christine Huang, reveló que la medida disciplinaria fue producto de haber dejado en el supermercado del campus universitario 10 banderas del arcoiris en la previa de la celebración del Mes del Orgullo, que se conmemora durante el mes de junio internacionalmente, junto a notas que invitaban a los alumnos a tomarlas.
Gracias a las cámaras de vigilancia, las estudiantes fueron identificadas y llamadas a comparecer ante las autoridades universitarias, donde se les advirtió que por 6 meses no recibirían becas o premios universitarios, y que de volver a hacer algo así los incidentes aparecerían en sus archivos personales, algo que las excluiría de poder conseguir trabajamos en empresas importantes en China.
El incidente comenzó a ser discutido en la popular plataforma china WeChat el pasado lunes y martes, hasta que la censura china eliminó cualquiera mención al incidente, como suele ocurrir con temas que incomodan al régimen chino.
Las dos estudiantes son miembros de Purple, una de las organizaciones LGBT+ más importantes en China, que debido a la persecución del colectivo diverso impulsada por Xi ha sido removida de las plataformas sociales, además de impedir que tengan una cuenta bancaria para poder realizar eventos.
Vale recordar que a principios de la década de 2000 China había experimentado algo parecido a una apertura con respecto a la aceptación de personas LGBT+, con la inauguración de disctecas gays en las grandes ciudades y la aparición de grupos LGBT+ ofreciendo servicios sociales.
Sin embargo, desde su llegada al poder en el 2013, Xi Jinping ha impulsado una política de tolerancia cero con respecto a la comunidad diversa, haciendo la vida cada vez más difícil para las personas LGBT+ en China, y en el último tiempo también en Hong Kong.
En China no existen protecciones legales explícitas contra la discriminación basada en la orientación sexual o la identidad de género. Las parejas del mismo sexo tampoco pueden casarse, y en los últimos años se ha dificultado desde el Estado la operación a numerosas organizaciones que pelean por los derechos en materia de identidad de género y orientación sexual.
Durante ese breve período de apertura a principios de siglo, la Asociación Psiquiátrica China había eliminado la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales en 2001, calificándola de “no necesariamente anormal”. Aún así, un informe de 2020 de la oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas encontró que los hospitales públicos en China ofrecen terapias de conversión -prohibidas ya en buena parte del mundo- a las personas homosexuales Los pacientes que viven con el VIH/SIDA o aquellas que buscan una cirugía de reasignación de sexo han denunciado que enfrentan discriminación por parte de los trabajadores de la salud.
En los últimos años la represión contra las personas LGBT+ ha aumentado, y el régimen chino, en una estrategia que copiaría de Putin y su “ley de propaganda homosexual”, ha impulsado su desaparición tanto en la vida social -con la prohibición del Pride de Shangay, el único que se permitía se realizara en el país, y de grupos LGBT+ como el LGBT Rights Advocacy China- como en los medios de comunicación, donde las personas gays o trans o sus historias no tienen lugar (un ejemplo: la serie “Friends” se transmite pero sin la trama sobre la ex esposa lesbiana de Ross)
En 2016, los censores chinos establecieron que las películas y la televisión deben evitar los temas o personajes homosexuales. El año pasado, los reguladores utilizaron la palabra “niangpao” (“hombres afeminados”, en español) para advertirle a las empresas de medios que no contraten a actores que no se ajusten a las normas de género.
Como si esto fuera poco, la plataforma WeChat eliminó las cuentas de las asociaciones LGBT+ de algunas de las principales universidades del país diciendo que habían violados reglas de conducta, sin especificar cuáles.
Una de las prioridades de Xi ha sido hacer de China una gran potencia en el escenario mundial. Las crecientes tensiones con Estados Unidos han alimentado un tono más nacionalista y hostil. Muchos en China, incluyendo autoridades del gobernante Partido Comunista, consideran que ser gay, bisexual, trans o no binario es un concepto “importado” de Occidente y por lo tanto debe ser combatido.
Debido a la creciente persecución de las personas LGBT+ en China, en los últimos tiempos, son pocas las organizaciones del colectivo diverso en China que se atreven a asistir a eventos patrocinados por gobiernos extranjeros sobre estos temas. El Partido Comunista también ha estado presionando para que las familias tengan más hijos, en un esfuerzo por revertir los efectos de la vieja política del hijo único y el envejecimiento de su población.
China encabeza bloque geopolítico que incluye a Rusia, Venezuela, Hungría e Irán, entre muchos otros, que se caracterizan por la represión a sus ciudadanos en general. Estas faltas de libertades incluyen los derecho de las comunidades LGBT+ en esos países, que no gozan de derechos alguno ante la ley.