Política
Votantes regresan a Venezuela con esperanza de cambio y defienden su derecho al voto
Estefani Monjes, votante del liceo José Ávalos en El Valle, regresó a Venezuela tras estar fuera del país, soñando con un mejor futuro para sus hijos. Muriel Ñáñez, del Colegio Agustiniano La Divina Pastora en La Pastora, volvió a Venezuela en 2018 tras una situación difícil en el extranjero, votando con esperanza de cambio. Un votante del Liceo Manuel Palacio Fajardo denunció la “operación morrocoy” y la intimidación policial en su centro de votación.
Carlos José González defendió la revolución bolivariana, culpando a las sanciones de Estados Unidos de la situación actual. Ángela Morales, de 83 años, votó con fe en su país, mientras que Jean Regalado y Kevin Alvarado defendieron su derecho y deber de votar por una mejor Venezuela. La participación en estas elecciones contrasta con la alta abstención de 2018, mostrando mayor ánimo en la ciudadanía. Adelmo Colmenares y María Mora destacaron la necesidad de defender la soberanía y la independencia de Venezuela. José Bravo habló sobre la idiosincrasia democrática de los venezolanos y los efectos de la desinformación en las redes sociales.
Desde la madrugada, cientos de ciudadanos esperaban en centros de votación de sectores populares de Caracas, como Catia, 23 de Enero, Catedral, La Pastora, El Valle y San Agustín, demostrando un fervor renovado hacia sus respectivos candidatos.
Estefani Monjes, votante del liceo José Ávalos, en El Valle, tiene una historia similar a Ñáñez: estuvo un tiempo fuera de Venezuela y regresó porque, afirmó, el país propio es algo «incomparable». Sueña con una Venezuela mejor que le permita ofrecerle un mejor futuro para sus bebés. «Quiero que se rescate el país. Estar afuera no es fácil. Entiendo a las personas que están afuera. Muchos la deben estar pasando mal. Es complicado, entonces la idea es rescatar al país. Nada como estar en casa. En ningún lado te van a dar el calor que te puede dar tu país», dijo a la salida de un centro de votación en el que están registrados más de 10.000 electores.
Muriel Ñáñez, de 37 años de edad, votante del Colegio Agustiniano La Divina Pastora, en La Pastora, ya estuvo en una oportunidad fuera del país. Se fue en 2016 y regresó en 2018. La situación era insostenible, así que volvió para seguir trabajando por Venezuela. «Que la gente salga. Ya se acabó el miedo. Nos pusieron a pasar hambre, nos morimos de desnutrición, la gente se está muriendo en los hospitales. Ya todo lo que tenía que pasar pasó. El miedo se perdió. Ellos acabaron con todo», expresó la ciudadana, que prefirió no aparecer en video.
«Fueron a pedir sanciones (los opositores). Incluso intervención militar. Entonces, creo que lo razonable es competir lealmente. Como dicen por ahí algunos: juega limpio. Espero, por el país, que nos dejen quietos para que la economía mejore más. Porque, a pesar de todo, la economía ha ido mejorando», dijo el ciudadano, votante del Liceo Manuel Palacio Fajardo, en el 23 de Enero, centro en el que votaba el fallecido presidente Hugo Chávez, para el que estaban convocadas 3.310 personas.
Denunció también que en su centro de votación, donde están registrados 2.929 electores, se aplicó la «operación morrocoy» para afectar el proceso y que alrededor de los ciudadanos había policías intentando intimidar. «Ya estamos cansados. Necesitamos cambiar. Se les acabó la fiesta. Esperemos que hoy se concrete una nueva realidad, a pesar de que quizás será difícil lograr la victoria».
Lo que quieren los venezolanos, agregó, es paz y que las diferencias se dialoguen sin violencia: «No queremos violencia. En vez de violencia que cada uno vaya a sembrar, vamos a decirle a esa gente que respete (las potencias extranjeras) porque somos un país soberano. Tenemos una Constitución que jamás en la vida tuvimos».
Sin embargo, mientras los simpatizantes del chavismo son más abiertos a la hora de opinar y los argumentos suelen ser para defender el sistema electoral, criticar las sanciones o asumir una posición antiimperialista, los opositores son más cautelosos y apuntan sus comentarios hacia un cambio en la política, la economía o los derechos humanos del país, y además con la idea de que no quieren migrar sino hacer vida aquí.
En defensa de la revolución bolivariana, Carlos José González, de 66 años, argumentó que antes del chavismo el Estado no atendía tanto desde el punto de vista social a la ciudadanía. También señaló que la situación actual del país se debe a las sanciones económicas emitidas por Estados Unidos, las cuales, insistió, llevaron a Venezuela «al piquete».
Por El Nacional
Un poco más tímida, Ángela Morales, de 83 años de edad y votante del Miguel Antonio Caro, dijo que acudió a votar por su patria. Afirmó que tiene mucha fe pero le preocupa más el día de mañana que hoy: «Mañana es el principal». Jean Regalado, de 46 años y del mismo centro, afirmó que fue a votar en busca de una solución y porque participar es su derecho. Comentario similar tuvo Kevin Alvarado, de 31 años, en el Cristóbal Rojas, donde aseguró que el voto no solo es un derecho sino un deber: «Me gustaría que mi país pueda mejorar. Siempre se puede mejorar. Este es nuestro país y hay que luchar por él».
La tendencia contrasta con las elecciones presidenciales de 2018, durante las que, con la abstención más alta que habido en el país desde 1958, se vieron escasos electores en los centros de votación. Esta vez no solo hay más ánimo entre la ciudadanía, sino que se percibe una creencia ferviente hacia los respectivos candidatos principales, el opositor Edmundo González Urrutia y Nicolás Maduro.
Mientras verificaba la participación de votantes en el 1 x 10, una de las estrategias del PSUV para atraer electores, afirmó que en el Liceo Manuel Palacio Fajardo suelen llegar algunos veedores internacionales para visitar el salón Hugo Chávez, donde hay objetos alusivos al líder: «Ahí se toman fotos con las cosas de Hugo Chávez. Hay un rincón donde tiene una pelota. Casi todos cuando vienen quieren tomarse fotos ahí y nos preguntan si ahí votaba Chávez. Y empiezan a ver porque ahí está su historia».
Desde la madrugada cientos de ciudadanos ya esperaban en los alrededores de la Unidad Educativa Miguel Antonio Caro, en la avenida Sucre de Catia, para votar por el candidato de su preferencia, un comportamiento que se repitió en otros sectores populares de Caracas como 23 de Enero, Catedral, La Pastora, El Valle o San Agustín.
Apuntó asimismo que cada generación se ha desmotivado por distintas razones. La suya, opinó, por frustración y la de su hijo por falta de esperanza o por desconocer otras realidades: «Cada quien piensa de manera distinta. Yo sigo creyendo que el venezolano es demócrata y ante la adversidad siempre estará presente por el país».
Adelmo Colmenares, de 53 años, votante del colegio San Rafael de Pagüita, defendió también al chavismo y aseguró que tanto él como otros militantes tienen una soberanía que defender: «Somos autónomos. Tenemos que ser independientes. Demostrarle al mundo que no es como dicen los medios, que lo que hacen es falsear cosas sobre el país. Vemos hoy día que el proceso (de votación) es rápido. No dura ni siquiera 30 segundos».
María Mora, militante del chavismo que también votó en el Manuel Palacio Fajardo, consideró que el mundo tiene los ojos puestos sobre Venezuela, así que, subrayó, es importante demostrar que los ciudadanos quieren paz con democracia. «Ahorita estamos defendiendo la patria, no un candidato, la patria. No queremos el yugo de ningún tipo de imperio. Ya demostramos que podemos hacer todo por nuestros propios medios. Nos pusieron sanciones, bueno, aquí estamos, seguimos adelante. Ahora sembramos. Consumimos lo que sembramos y ya no importamos tantas cosas», dijo.
En un comentario más ecuánime, José Bravo, del centro de votación de la Escuela Técnica de Artes Visuales Cristóbal Rojas, San Agustín, expresó que participar en las elecciones presidenciales es una manera de aportar un «granito de arena» al país cada seis años. Para él, el venezolano es por idiosincrasia demócrata, pero admitió que ha habido mucha decepción y frustración. «Pienso que es parte de los procesos de desinformación que vivimos en Venezuela. El rumor, por ejemplo. Hace unos 15 días en redes sociales, una de las grandes problemáticas para la adolescencia y la juventud, se vieron campañas de desinformación en las que decían que había que venir con tapabocas. Hasta que esta mañana vi a una representante del CNE desmintiendo esas cadenas de WhatsApp», señaló el elector de 52 años, que estuvo acompañado de su hijo de 20.
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