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Edgardo Alfonzo: inspirado por su hermano mayor Édgar

Este artículo trata sobre Edgardo Alfonzo, un jugador de béisbol que fue inspirado por su hermano mayor Édgar Alfonzo. Durante su infancia y adolescencia, Edgardo no era aficionado del equipo en el que jugaba su hermano, pero admiraba su estilo de bateo. En una ocasión, Édgar dijo que había enseñado a su hermano menor todo lo que sabía sobre el juego. Edgardo admiraba muchas cosas de su hermano, incluyendo su habilidad para enseñar y su disciplina. También menciona que su swing, probablemente, fue influenciado por la emulación de su hermano.

Aunque quien escribe, durante los años de su infancia y adolescencia, no era aficionado del equipo para el que jugaba Edgardo Alfonzo, gustaba ver su modo de batear, muy similar al de su hermano mayor Édgar, quien anteriormente fungió como mentor de su consanguíneo.

Por Meridiano

Con el diarismo hacia los medios de comunicación, en búsqueda siempre de información sobre el beisbol, de manera paulatina pudimos darnos cuenta de que la relación entre ambos era de profundo arraigo, que igualmente salpicaba en los terrenos de juego.

Por allá hacia finales de 1996, Édgar y Edgardo vivieron gran desempeño ofensivo, y en un punto de la temporada ambos estaban en carrera por el liderato de bateo. En una oportunidad de contacto aficionado con el mayor de ambos, le preguntamos si ligaría más que su pequeño hermano, quien eventualmente dejó .340 de average.

“A ese le enseñé yo”, nos dijo entre risas en ese entonces.

Por desempeño de la profesión periodística, 26 años después pudimos conversar con el personaje de admirado swing; hombre de beisbol, buen léxico, amable, educado. Un caballero con quien da gusta hablar de pelota.

La humildad es también una de sus virtudes, cualidad que refuerza sus recuerdos de aquellos primeros tiempos en Soapire

“Es un pueblo muy pequeño, cercano a Santa Teresa del Tuy, ahí comencé a jugar a los 9 años, tenía mis compañeritos con los que jugaba en la calle, hasta que un día el señor Rafael Marín vio que el grupo era bueno, nutrido y formó el equipo Indios de Soapire”.

A pesar de que Édgar, 6 años mayor, ya destacaba y comenzaba a tomar forma y fondo la opción de hacer carrera en el profesional, esto era algo que no pasaba por la mente del pequeño Edgardo:

“En realidad jugaba por divertirme, pero mi pasión por la pelota se desbordó cuando Édgar firmó con los Leones del Caracas”.

La llegada de Édgar al Caracas significó eso para Edgardo, al verse en el espejo de su hermano mayor, las cosas se encausaron:

“Definitivamente él fue quien me inspiró, uno de los que me enseñó lo que es el juego, respetarlo, ser disciplinado y sobre todo, disfrutarlo. Siempre doy gracias a Dios por tener un hermano como él”.

Como todo chico que tiene una figura mayor de influjo positivo, Edgardo idolatraba las cualidades de su modelo:

“De Édgar admiraba todo, era uno de mis jugadores favoritos en el sentido de que fue uno de esos que siempre estuvo a mi lado para enseñarme, dentro y fuera del terreno. Siempre quise seguir sus pasos, lo hice y hasta ahora me ha dado buenos resultados”.

¿Influencia o emulación peloteril? Edgardo considera que su swing, probablemente obedeció a que imitaba a su hermano:

“Puede ser, porque aparte de que me enseñó mucho en el home plate, cómo batear y ser selectivo; para mí, él era mejor bateador que yo. Nunca tuvo realmente la oportunidad de llegar a las Mayores, pero siempre va a ser mi grandeliga, claro, con el tiempo yo aprendí un poquito más (risas).

“Una de las cosas que me decía era: ‘si bateas detrás del corredor vas a tener más chance’, lo apliqué y eso pasó”.

A mediados de los años 80, el salto al profesional de Édgar incluyó la estampa de su rúbrica con Angelinos de California, lo que significó la partida de este hacia los Estados Unidos, a desempeñarse en Ligas Menores:

“En casa nos enseñaron a ser unidos, incluso, los tres hermanos, Édgar, Roberto y yo dormíamos en el mismo cuarto; verlo partir por tanto tiempo fue nostálgico para todos nosotros, fue como una semana de lloradera (risas). Fue una experiencia inolvidable por ser el principio de un sueño para toda la familia”.

Hace más de 30 años, el mundo de las comunicaciones era muy distinto, nada que ver con la realidad que hoy nos arropa, por lo que mantener el contacto fue una de las partes más complejas del proceso:

“Lamentablemente en nuestro pueblo no había Cantv, además, él no tenía la cantidad de dinero suficiente para llamar a diario al número que nos prestaba un compañero de trabajo de mi papá en Santa Teresa, nos decía ‘Édgar va a llamar el sábado a las 11 de la mañana’, y para esa hora estábamos pendiente

“Fue una etapa difícil pero no la cambio porque fue interesante”.

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